50 años después de Franco

Carlos G. Reigosa
Carlos G. Reigosa QUERIDO MUNDOÉ

OPINIÓN

Violeta Santos Moura | REUTERS

13 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

El pasado 8 de enero el Gobierno de Pedro Sánchez puso en marcha un programa de actos destinados a conmemorar los 50 años de la muerte de Franco en noviembre de 1975.

Estamos así ante un segundo 20 de noviembre, tras el desentierro de los restos de Franco del Valle de los Caídos en octubre del 2019, para ser inhumados en el cementerio de Mingorrubio, en El Pardo (Madrid).

La nueva concelebración impulsada ahora por el presidente socialista llega acompañada de un programa de actos conmemorativos de los 50 años de la muerte del dictador. Algo que algunos críticos han calificado como un «retorno de Pedro Sánchez al pasado».

La realidad es que no todos se han sumado a la propuesta del presidente de Gobierno. De hecho, el Partido Popular ha acusado a Sánchez de celebrar la muerte de Francisco Franco y permitir que Maduro usurpe la presidencia de Venezuela.

Por su parte, el portavoz del PP en el Congreso de los Diputados, Miguel Tellado, ha considerado que «es un disparate, una barbaridad y un asco» que Pedro Sánchez y su Gobierno se dediquen a «celebrar la muerte hace cincuenta años de un dictador», mientras «permiten que otro dictador, vivito y coleando» como Nicolás Maduro «usurpe la presidencia de Venezuela». Algo que no es fácil de relacionar sensu strictu.

Sería socialmente muy deseable que, 50 años después de la muerte de Franco, fuese posible una conmemoración conjunta por parte de todos los demócratas españoles. Porque, no cabe la menor duda, es la realidad de nuestra evolución histórica la que define la propia situación actual, con una democracia políticamente consolidada.

No tiene sentido, por consiguiente, que cada una de las representaciones políticas hable de su propia democracia, porque es la democracia de todos y para todos la que emblematiza nuestra situación sociopolítica actual y la que debe alumbrar nuestro futuro.