«Las aldeas parece que no existimos en cuanto a las telecomunicaciones»

OPINIÓN

MATALOBOS

14 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Cobertura de internet en la España vaciada

Quisiera poner de manifiesto la rabia e impotencia de muchos vecinos de aldeas —eso que llaman la España vaciada—, zonas poco pobladas y en las parece que no existimos en cuanto a las telecomunicaciones; pero no es así, somos muchísimos, nuestro voto también cuenta y no hace falta decir que contribuimos como todos.

En junio del 2024 se puso la línea de fibra óptica en la parroquia de Erboedo (A Laracha), en servicio desde el mes de julio, y a día 13 de enero del 2025 todavía nadie tiene conexión en su casa, pese a haberlo solicitado la mayoría de los vecinos. La compañía encargada ha dejado decenas de mensajes y llamadas a los usuarios dando fechas y horas para la instalación, pero que jamás se materializan. Los técnicos vienen pero no hacen nada, nos dicen que ya nos llamarán, y estamos hartos de que no nos den ni siquiera alguna excusa.

Algunos trabajamos, o estudiamos, con un sistema de internet que los proveedores de servicios de telefonía llaman «rural», basado en tecnología 4G/5G y que no sirve para nada, ya que es muy lento y sufre continuas interrupciones del servicio. Nos sentimos discriminados. Enrique Arias. A Laracha.

El escarnio de IU

El que un dirigente de IU haya ido en el 2025 a legitimar el golpe de Maduro no hace sino confirmar la befa que es hoy el mismo nombre de Izquierda Unida, al que no pocos ilusionados un día votamos. Diego M. Madrid.

Trabajar menos para vivir mejor

No puedo eludir lo mucho que atrae mi atención este reclamo de la vicepresidenta Díaz para impulsar el proyecto de reducción de la jornada laboral. No entro en su conveniencia o perjuicio, aunque sí creo que ha imprimido un ritmo acelerado que evidentemente choca con el de otros protagonistas. Creo firmemente en que el recorte horario es una bondad. Una tendencia humanista e inteligente, desde que los niños participasen laboralmente en las revoluciones industriales que transformaron Occidente. Me choca sin embargo, por colisión con uno de los principios fundamentales de mi juventud, y creo que también del presente, el cual rezaba y reza precisamente lo contrario: «Esfuérzate hijo, para poder vivir mejor». La evolución social genera indudablemente mejores condiciones que las del pasado. Claro que, supongo, habrá de alcanzarse algún equilibrio racional. De otro modo, ¿cómo y quién va a sostener el sistema económico y social en los que estamos inscritos? Claro que trabajando menos se vive mejor, pero, ¿trabajando menos se puede vivir? En cualquier caso, es curioso cómo recortan la jornada laboral semanal a costa de alargar la edad de jubilación. Supongo que, a la postre, lo uno por lo otro. Enrique López de Turíso. Vitoria.

«Hooligans»

Cuando los políticos tocan poder, que es lo único que les interesa, sus propuestas, así como sus principios, se amoldan para sobrevivir en la poltrona. Una de las técnicas utilizadas para acceder al poder, primero, y sobrevivir en él después, es dividir a los ciudadanos en bandos, para que así libremos la guerra entre nosotros y ellos puedan seguir disfrutando de sus privilegios.

En el momento en que ese nivel de proximidad hacia unos ideales más o menos populistas se exacerba por encima del límite de la razón y del sentido común es cuando surge el sectarismo o fanatismo, la adoración irracional al líder supremo de tu equipo, hasta el punto de deshumanizar a todo aquel que no piense igual, pudiendo llegar incluso al extremo de la violencia.

Para afianzar esa obediencia fanática, esos políticos utilizan habitualmente las cortinas de humo, creadas para desviar la atención de todos los desmanes y actuaciones dolosas, sabiendo que serán creídos a pies juntillas sin cuestionarse absolutamente nada.

Jamás veremos a un político entonar el mea culpa, incluso aunque su negligencia haya causado bajas humanas, pues no están ahí para resolver nuestros problemas, sino los suyos, asegurándose su futuro y el de sus allegados, sin importarles nada más y convirtiendo en sistémica la corrupción en este país. Que haya elecciones cada cuatro años no significa que haya democracia. Roberto González Varela. Ourense.