Lo sucedido el pasado 10 de enero en Venezuela es una alerta para todos los países democráticos del mundo. Un régimen que compró todos los poderes, Consejo Nacional Electoral, Fiscalía General de la República, Contraloría General de la República y el alto mando militar acaban de darle un golpe de Estado al país y a su Constitución. Los militares y sus derivados (Guardia Nacional Bolivariana, Guardia del Pueblo y Policía Nacional) fueron testigos del proceso electoral y tuvieron las actas de escrutinios en sus manos, muchos de ellos públicamente permitieron la lectura de las mismas en los centros de votación y fueron entregadas a los representantes de los candidatos participantes para ser llevadas a los respectivos comandos de campaña. Por eso, el comando de Edmundo González Urrutia tiene en sus manos más del 80 % de este material y la diferencia supera los 4 millones de votos a favor del candidato apoyado por María Corina Machado.
Los que coordinamos la campaña a nivel nacional somos testigos de la victoria de González Urrutia, que ganó en el 92 % de los centros de votación, ganó en todos los estados y municipios, pero... no podemos olvidar las amenazas del régimen antes de las elecciones.
Diosdado Cabello, actual ministro de facto de Interior y Justicia, alertaba que la voz que decidía el ganador de las elecciones era el presidente del CNE, Elvis Amoroso, más allá de lo que dijese el sistema electoral. Por este motivo, por primera vez en la historia democrática de Venezuela no se publicaron las actas y la página oficial del ente electoral está cerrada desde el día de las elecciones.
El fraude hasta este momento es un hecho. La voluntad de más de 8 millones de venezolanos fue burlada y hoy un dictador, con el apoyo de Cuba y Nicaragua, aparte de personalidades como José Luis Rodríguez Zapatero, que asesora y viaja a Venezuela constantemente para reunirse con Maduro y su grupo, son una amenaza para las democracias del mundo. Cualquier presidente con ambición desmedida de poder puede «seguir la receta de la tiranía venezolana» e intentar aplicarla en su país, para apoderarse de manera anárquica del gobierno y eliminar el sistema democrático.
Los venezolanos solos no podemos. Más de 2.000 personas presas, de las cuales 400 son políticos opositores (15 de los cuales son alcaldes en ejercicio y más de 200 líderes políticos de todos los estratos) Una diáspora, única en la historia de la humanidad, que pasa de los 9 millones de venezolanos que ya emigraron, y se calcula que 2 millones saldrán en los próximos meses, la situación económica, insostenible, con márgenes de pobreza superiores al 60 % de la población y empeorando cada día, ya que la cubanización de Venezuela es un hecho. Los venezolanos pedimos el urgente pronunciamiento y actuación de la Corte Penal Internacional y los organismos defensores de los derechos humanos en el mundo. Debe evitarse que lo hecho por la tiranía de Maduro prolifere por el mundo.