Estado de esperpento

María Pereira López
maría pereira lópez MIEMBRO DEL EQUIPO DE INVESTIGACIONES POLÍTICAS DE LA UNIVERSIDADE DE SANTIAGO

OPINIÓN

Sandra Alonso

16 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Que se haga una ley para limitar la acción de los jueces suena, así dicho, a esperpento, pero en realidad ese es el objeto de todas las leyes, generar los marcos de acción en los que debe moverse la acción de la justicia.

Las leyes definen qué comportamientos forman parte del actuar normal de una comunidad y cuáles otros deben ser penalizados, o lo que es lo mismo, reconducen la arbitrariedad o la subjetividad de cada ciudadano a un espacio normado, incluso cuando ese ciudadano es un juez.

Aun así, cuando vemos que el Congreso de los Diputados puede formular leyes para reconducir la acción de la justicia entendemos que hay algo que no está funcionando, ya sea en el espacio de la política, de la justicia o en la intersección de ambos.

Siempre ha habido jueces próximos a uno u otro partido político, siempre han existido espacios en los que la política y la justicia se han encontrado, pero lo que no ha habido nunca es una estrategia política de fondo propiciada desde el estamento judicial y con objetivos elaborados para alterar el orden de la competición política.

Esto, que hasta hace poco tiempo había sucedido de forma coyuntural, en un caso concreto, o en un proceso electoral concreto, en el que algún juez señalaba a algún candidato, se ha convertido ahora en la forma normalizada de la política.

El estamento judicial es un actor nítido de la competición política, y por lo tanto, deben regularse las formas en las que los jueces pueden intervenir en la competición. Dicho de otro modo, si la calidad de la democracia nos ha llevado a que los gobiernos no puedan hacer propaganda en campaña, no tiene ningún sentido que la acción de los jueces durante las campañas electorales no esté reguladas, del mismo modo que se limita la intervención de otros poderes del Estado como los gobiernos, las televisiones públicas, o cualquier otro espacio institucional.

En la era de las fake news, que un juez pueda abrir una causa judicial usando como indicio una noticia de un periódico habla del estado de esperpento en el que nos encontramos, que los jueces puedan revelar la intimidad de las personas sin ninguna consecuencia habla del estado de esperpento, y a este estado de esperpento, desigual por naturaleza, hay que ponerle reglas.

No me gusta el punto al que hemos llegado, pero una vez que la separación de poderes ha dejado de funcionar hay que regular la nueva situación, y no hacernos creer que el Estado de derecho con separación de poderes sigue funcionando, cuando ha sido superado hace tiempo por unos y por otros.

Ya no vivimos en el Estado de derecho que pensaron los clásicos, vivimos en un estado dialógico que debe ser regulado mientras se construye, con todos los errores a los que están condenados los que corren atándose los cordones.