
Hay rostros poco de fiar y luego, con un nueve y pico en la escala de Richter de gente poco de fiar, andan rostros del estilo Víctor de Aldama, aquí entrando en el Parlamento de Canarias, a punto de no decir ni mu en la comisión que investiga la compra de material sanitario en la pandemia. Con esta caída de ojos, Aldama, investigado por el caso Koldo y el Hidrocarburos, llegó hasta la cocina del Gobierno. Lo hizo presuntamente los días en los que cocinaba Ábalos, días en los que posiblemente, y al contrario que en esta foto en la que quién sabe si sus dedos acarician cheques o clínex, no anduvo todo el rato con las manos en los bolsillos. O sea, que en aquel tiempo mostró sus manos. Luego alguien pudo ver si eran largas. Claro que si quien las vio también las tenía largas, entonces normal que concluyera: ah, el comisionista Aldama; ah, sus manos; bah, son normales. Políticos y conseguidores. De la mano. Normal. Tan normal que esto muy normal no es.