El consentimiento se queda corto

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

Ana Beltran | REUTERS

04 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Si repasamos los comentarios en su día de lo que hizo el entonces presidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, y los que ayer se escribieron con motivo del inicio del juicio por el beso que presenció el mundo a la futbolista Jenni Hermoso, queda claro que la sociedad no avanza. El machismo rampante campa a sus anchas y la situación que vivimos lejos de mejorar, empeora. Ya sabemos que las redes sociales y su anonimato no son el mejor ejemplo de salud democrática. Pero lo cierto es que los insultos contra la víctima reaparecen y se multiplican. Así es que la estrella de la selección española declaró que, tras ser besada contra su voluntad, tal y como ratificó ayer ante el juez, tuvo que abandonar España por las amenazas que sufrían ella y su familia. Esa es la realidad, ese es el mundo en el que nos movemos.

Dicen los optimistas que el solo sí es sí ha supuesto un paso adelante. Decimos los pesimistas, optimistas bien informados, que no es así. Es más, de la misma forma que es hora de que la vergüenza cambie de bando, es necesario afirmar que el consentimiento se queda corto. Estamos en una atmósfera totalmente viciada. Es preciso que las garantías sean todas. No hay nada más que escuchar las voces de alarma de los educadores y expertos en nuestros adolescentes para asustarse ante el control que los hombres a esas edades siguen ejerciendo en las mujeres. Algo intolerable en pleno siglo XXI. Utilizan el móvil, que es como una extensión de sus manos como herramienta de control, con obligación de que estén localizadas en todo momento si salen con sus amigas. Es solo un ejemplo, de lo que no es amor, sino abuso.

Es una tristeza comprobar cómo abundan los chistes carentes de gracia sobre el llamado piquito de Rubiales a Jenni mucho más que las peticiones de una sentencia justa. Una serie como Querer ha puesto sobre la mesa el iceberg de las violaciones presuntamente consentidas en el matrimonio. Una violación nunca es consentida. Ese es el motivo de que el consentimiento se queda corto. El sometimiento tiene tantas formas, algunas muy sutiles, y sigue prevaleciendo, en todo tipo de ámbitos, que empequeñece hasta anular el consentimiento. Jenni Hermoso lo dijo ayer para los que de verdad queríamos escucharla: «Me besó mi jefe y eso no debería ocurrir en ningún ámbito social ni laboral». El consentimiento se queda corto cuando no es totalmente libre, cuando no es una decisión meditada y entre una pareja de iguales, cuando no es algo que nace del mutuo deseo y con la total convicción de que se extenderá lo que dure la atracción y la libre aceptación de la pareja.

En una sociedad en la que vuelven con fuerza expresiones que buscan equiparar el feminismo con movimientos totalitarios es necesario estar del lado de las víctimas que son, por abrumadora mayoría, las mujeres. El eslabón débil de la cadena era Jenni Hermoso, aunque acabase de proclamarse campeona del mundo. Rubiales estaba al mando y decidió ejercerlo de la peor manera durante el beso y, tras el mismo, para borrarlo y anularlo, con coacciones que también se están juzgando. O sea, anularla una vez más a ella, convirtiendo el que debía ser uno de los mejores días de su vida en un recuerdo espantoso, que la perseguirá siempre.