Aceptar todo

Beatriz Pallas ENCADENADOS

OPINIÓN

SAUL LOEB / POOL | EFE

09 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

A Elon Musk le han servido en bandeja de plata el acceso a los datos más sensibles de los ciudadanos norteamericanos. Donald Trump le ha abierto la caja fuerte de los datos fiscales y bancarios de ciudadanos particulares y entidades estatales a «ese chico que sabe tanto de ordenadores», como él mismo lo definió en su fiesta de investidura al atribuirle, entre otros logros, su triunfo clave en el estado Pensilvania. Como experto máximo en el manejo de la confusión, él sabrá qué utilidad darle a toda esa información que recopila mientras nadie le pare los pies.

Trump fue el primero en disparar contra TikTok, en su primera legislatura, como arma de espionaje de China y en sembrar dudas sobre el peligro que puede suponer para la seguridad nacional ceder alegremente las señas personales. Aunque ahora ha mudado su opinión sobre la red social asiática, somos los ciudadanos del mundo los que tememos por todo lo que atesoran de nosotros los magnates tecnológicos estadounidenses sentados a la derecha del padre cuando el presidente juró su cargo en el Capitolio. Sofisticados servicios de correo electrónico gratuitos, plataformas de mensajería, atractivas redes sociales, pagos y compras al instante, todo un mundo en la palma de la mano a coste cero y con políticas de privacidad en revisión permanente que aceptamos sin leer. Nuestros datos son el negocio y se los regalamos cada día.