Contrastes y contrapesos para Trump

M.ª Carmen González Castro
M.ª Carmen González VUELTA Y VUELTA

OPINIÓN

Stephen Lew | REUTERS

11 feb 2025 . Actualizado a las 11:40 h.

La sociedad estadounidense es fascinante por sus enormes contrastes, capaz de lo mejor y de lo peor. Un país que bombardeó Irak sin ninguna prueba por la supuesta presencia de armas de destrucción masiva, pero que también articuló, hace más de sesenta años, el USAID, un organismo que canaliza 38.000 millones de dólares anuales en ayudas para más de 50 países. Una nación en la que conviven la libertad de California, la tecnología punta de Silicon Valley y la vida frenética de Nueva York con pueblos como los amish, que han decidido seguir anclados en las formas de vida de los siglos XVIII y XIX. Los votantes fueron capaces de elegir a Trump una vez, de castigarlo, para volver a hacerlo presidente.

Las primeras pistas de cómo va a ser el mandato de Trump asustan: quiere demostrar que cumple lo que prometió (la inmigración está en su punto de mira más que nada), quiere ajustar cuentas con todos los que se pusieron en su camino en los últimos cuatro años y no pierde de vista la posibilidad de hacer negocios (convertir Gaza en una nueva Riviera). Por no hablar de la ristra de medidas arancelarias a todo el que se mueva.

Pero si en la sociedad americana hay contrastes, en su sistema político hay contrapesos. Y se han vuelto muy evidentes en las últimas semanas. El recién investido presidente Donald Trump hiperventila y firma órdenes ejecutivas que hacen temblar las piernas dentro y fuera del país, y de forma casi inmediata, cuando la tinta de esos decretos aún no ha terminado de secarse, los jueces paralizan muchas de esas medidas por las dudas sobre su constitucionalidad: no otorgar la nacionalidad a los nacidos en suelo americano, el plan de bajas incentivadas para los empleados públicos, el acceso de Elon Musk a información restringida...

La Constitución americana va camino de cumplir 240 años, y ha sobrevivido a crisis, escándalos y guerras. Confiemos en que siga siendo así. Algunas medidas saldrán adelante y habrá cambios, pero otras muchas quedarán solo en un anuncio para satisfacer a sus votantes. Y para formar parte del guion con el que, Hollywood, capaz de la crítica más feroz con la historia de su país, revise a unos personajes tan apetecibles para una película como Trump o Musk.