Mutualistas
Vergüenza, indignación e impotencia es lo que creo que estamos sintiendo los miles de mutualistas que todavía no hemos percibido el IRPF que nos cobraron indebidamente a los que cotizábamos a las antiguas mutualidades laborales. El pasado 20 de diciembre nos colaron una ley para fraccionar de forma anual la cantidad que Hacienda nos debe y para que tengamos que ir haciendo reclamaciones año a año durante los próximos cuatro.
Señores del Gobierno, dudo que sepan el significado de las siglas del partido al que representan (PSOE). Se lo voy a explicar: la letra «O» es por «obrero». Se refería, entre otros muchos, a los que respiraban el polvo del carbón y el grisú, a los que tragaban fibras de amianto en el naval o a los que en la siderurgia inhalaban los gases de los altos hornos y las fundiciones.
Muchos de estos obreros, que ahora ustedes desprecian, empezamos yendo en bicicleta o en moto (los más pudientes) a nuestro puesto de trabajo (invierno y verano). Seguro que a ustedes, desde sus coches oficiales con sus chóferes y demás prebendas, esto les queda muy lejos. No vayan, por tanto, a pensar que nos están regalando algo, ese dinero es nuestro, lo ganamos trabajando duro.
En enero se les llena la boca con lo del escudo social, pero en diciembre a miles de nosotros nos negaron lo que ya había quedado acreditado que nos pertenecía. Supongo que la idea detrás de todo esto es que a la vista de nuestras edades, superando ampliamente la mayoría de nosotros los 80 años y ya en el ocaso de nuestras vidas, nos vayamos quedando por el camino, para que de esa forma se queden períodos sin devolver. A lo mejor hasta les sale bien, pero lo que sí les puedo asegurar es que si esto nos coge con 40 años menos no duran en el Gobierno ni dos telediarios. Enrique Gómez Seoane. Sada.
Paiporta
El pasado fin de semana viajé a Valencia por un motivo familiar. Una de mis intenciones, además, era visitar uno de los pueblos afectados por la dana e intentar comprender qué pasó y cómo la vida intenta volver a la normalidad.
Llegar a Paiporta es, literalmente, desolador. Nunca lo que vemos en la televisión o las redes se puede comparar a pisar el terreno, a pesar de que ya están las calles limpias de barro la tragedia va por dentro. Las plantas bajas de comercios, garajes o viviendas no existen, el barranco está con la tierra removida, árboles arrancados de cuajo, restos de muebles, barandillas rotas, plásticos... hasta una pequeña bicicleta de un niño tirada en el medio. Los portales de los edificios de 4 o 5 plantas no tienen puertas, directamente entras y accedes a las escaleras.
En definitiva, prácticamente no hay actividad comercial, las calles están llenas aún de contenedores con restos de obra o pertenencias, tierra y objetos en muchos casos que algún día pertenecieron a alguien que tal vez ya no esté. Pero lo que más impresiona es el silencio de sus vecinos. Van caminando con la cabeza baja, aún muy abatidos, con caras desencajadas e imagino que en sus pensamientos está un futuro incierto que no saben cómo van a afrontar. Y colgadas en muchas ventanas y balcones altos, varias pancartas resumiendo lo que debemos hacer tres meses después de la tragedia: «No os olvidéis», junto a corazones y símbolos de agradecimiento a los voluntarios, a la UME, a todos los cuerpos de seguridad que ayudaron, a los propios vecinos... Sales de allí y quedas con una sensación de que esa riada fue en realidad un tsunami que truncó vidas y que dejó a cientos de miles de personas en una situación muy precaria y a los que, efectivamente, no debemos olvidar personal, económica y sobre todo emocionalmente, porque te puedes quedar sin coche, sin negocio, pero lo grave es quedarse heridos en el alma. Hacen falta medios, dinero, pero sobre todo harán falta psicólogos, muchos. Desde aquí, a todas las personas valencianas, ánimo, fuerza, tesón y deciros que siempre habrá luz al final del túnel. Yo, desde luego, no os olvido. Alfonso González López. A Coruña.
Síndrome de regresión caudal y agenesia sacra
La Fundación Foltra ha solucionado por segunda vez en el mundo (la primera vez fue también resultado de esta fundación) un caso considerado como irrecuperable. Se trata de lo que se conoce como síndrome de regresión caudal y agenesia sacra, cuya incidencia se da en uno de cada 300 nacidos de madres diabéticas o en dos de cada 100.000 recién nacidos (por razones genéticas en este caso).
Estos pacientes, cuyo mejor ejemplo es el joven de Catar que participó en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos en ese país hace dos años, presentan un desarrollo incompleto de la columna vertebral, con la consiguiente ausencia de médula espinal desde la zona en la que la columna se interrumpe; además de múltiples afectaciones óseas y neurológicas, lo que lleva a pérdida de internación motora y sensitiva desde la zona interrumpida, incontinencia urinaria y fecal. Hasta hace relativamente poco tiempo, el tratamiento consistía en amputación de las piernas a nivel de las rodillas (véase el joven de Catar) para evitar bamboleos y caídas al estar sentados en un sofá, y más adelante actuaciones quirúrgicas y rehabilitación de soporte, que no solucionaban el cuadro.
En nuestro caso utilizamos un tratamiento médico y rehabilitador con el que hemos conseguido la inervación completa de esfínteres, y sensitivo y motora de los miembros inferiores. Es el segundo caso en el mundo en el que se obtienen estos resultados, que cambian totalmente la vida del paciente. En este caso, la columna vertebral se había interrumpido a nivel de la quinta vértebra lumbar (en el anterior, que publicamos en el 2017, la columna se había interrumpido en la cuarta vértebra lumbar); no existía el riñón izquierdo, había agenesia del sacro, la pelvis estaba en flexión y las piernas (al ingreso, a los dos meses de edad) en extensión vertical irreductible, incontinencia de esfínteres e hipoplasia de los fémures. Dos años después ese niño anda, con apoyos (por la ausencia del sacro, que tendrá que ser construido con ingeniería genética cuando finalice el crecimiento, tras la pubertad), y controla esfínteres perfectamente. Aunque la columna vertebral no se modificó, sí creemos que a partir de la última raid nerviosa medular espinal se formaron con el tratamiento médico seguido nuevas terminaciones que con la rehabilitación utilizada han permitido todos esos logros. Jesús Devesa. Teo