
Así lo dijo. Y se quedó tan tranquilo. Cristiano Ronaldo, con motivo de una entrevista por cumplir 40 años, sentenció que él era el mejor jugador de la historia. No hay debate. Se acabó. Encaja con el narcisista que es. De libro. En seguida hubo muchas reacciones. Algunas aplaudiéndole y otras negando que él fuese el mejor futbolista que se ha visto en los campos de juego. Piqué, un rival culé, fue hasta generoso. Dijo que podría ser el mejor con el balón en la tierra, porque Leo Messi era de otro planeta y no se podía ni comparar con él. No es una pelea entre blancos y blaugranas. No es un combate entre generaciones. Los que vieron jugar a Di Stéfano siguen afirmando que fue el número uno. Luego aparecen los que no dudan con Pelé y lo ubican en el peldaño más alto. A continuación vienen los que dicen que Cruyff es inigualable. Pasan unos años y aparecen unos franceses despistados que creen que Platini fue el no va más. Otros alemanes, también despistados, apuestan por Rummenigge. Llega entonces Argentina entera de los ochenta y los noventa y encumbra a Maradona, genio total. Se van quedando por el camino algunos nombres. El otro Ronaldo, por ejemplo. El peculiar Romario. Creo que Ronaldinho, si no hubiese querido jugar algo más que solo un par de años al máximo nivel, podría haber sido un competidor digno de Cristiano y de Messi, sin duda, en los tiempos más modernos. Como antes lo podría haber sido el personaje de Mágico González. Otro futbolista tocado por la magia de la técnica. Pero estos dos, Ronaldinho y Mágico, decidieron dedicarse a otros placeres. A técnica prodigiosa casi nadie le ganaba a Djalminha, pero le faltaba cabeza para usarla con algo más que con Irureta (cuando le dio aquel cabezazo en un entrenamiento). Messi ha ganado más balones de oro que Cristiano. Cristiano ha metido más goles que Messi. Cristiano es el máximo goleador de la historia, por delante de Pelé y Messi. Pero los dos solo tienen que ver como jugadores en que coincidieron en el tiempo. Messi es diez millones de veces más completo que Cristiano, que es sobre todo un rematador. Messi entiende mucho más el fútbol que Cristiano. Lo de Cristiano es entrar a matar. Messi es bueno en todas las artes. Juega y hace jugar. Messi lo hace todo bien. Cristiano, solo algunas cosas. Es así, por mucho que el delantero portugués, que fue un prodigio físico, se empeñé en cambiar la historia él solo. Menos mal que la historia no la escribe él. Ni tampoco su vanidad. Pero voy a aportar una posibilidad para zanjar las peleas por el mejor. El mejor para el fútbol, si compatibilizamos toda su carrera y el impacto en el deporte del balón, fue sin duda Johan Cruyff. Johan jugó al nivel de los mejores. Lo ganó casi todo. Pero es que luego fue el entrenador que inventó para bien y para mal el fútbol moderno. Guardiola viene de Cruyff. La España que tan feliz nos hizo en Sudáfrica viene de Cruyff. El tiquitaca empezó con Cruyff. El contrario no te va a hacer gol si el balón lo tienes tú. Los goles se hacen con el balón. Etcétera. No sé si Messi y Cristiano se meterán a entrenadores. Pero Maradona fue un pésimo seleccionador de Argentina. Y Cruyff lo hizo genial con el balón en los pies y con los pies en la banda del banquillo y el chupachup en la boca.