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El pasado domingo se llevaron a cabo unas vitales elecciones en la mayor economía de Europa y de la Zona Euro. Y así lo entendieron los electores del país, que acudieron masivamente a votar. Con una participación superior al 83 %, no vista desde la reunificación. Los ciudadanos alemanes están muy preocupados por dos asuntos, fundamentalmente: la mala evolución económica y la inmigración ilegal.
A priori, el líder del partido ganador y próximo canciller tiene una formación económico-financiera, que es muy adecuada para afrontar las reformas económicas que precisa Alemania y la emisión de nueva deuda pública para financiar ese cambio. Incluso tiene formación adecuada para definir cuáles son los objetivos a alcanzar. Pero claramente no es un líder, como atestigua el haber sido incapaz de alcanzar el porcentaje de voto que le auguraban las encuestas, incluso cuando el derrumbe de casi todos sus oponentes, salvo Alternativa por Alemania, ha sido bastante superior a lo que indicaban los sondeos.
En este momento sus opciones son tres. La primera, hacer una coalición con los socialdemócratas del SPD de Olaf Scholz, con la ventaja evidente de solo pactar con un partido, lo que haría una coalición eficiente y ágil. En contra, la falta de liderazgo en el SPD, que tiene además que rearmarse ideológicamente de cara a futuras elecciones. Participar en un gobierno que debe llevar a cabo políticas contrarias a las seguidas por ellos hasta la fecha puede desencantar aún más a sus votantes.
La segunda opción sería pactar con los Verdes y la izquierda radical de Die Linke, lo que a priori parece un mal camino. Uno de los cambios estructurales fundamentales es la política energética, volviendo a las centrales nucleares, lo cual es inasumible para los Verdes. Y además existe el inconveniente de tener que contentar a una izquierda radical, parecida al Sumar español, cuyos objetivos no son en absoluto coincidentes con la CDU y que no generaría más que problemas.
Y su tercera opción es llegar a acuerdos puntuales con la segunda fuerza política alemana, Alternativa por Alemania, y vivir bajo la amenaza de tener que convocar elecciones en cualquier momento. Además de tener que adoptar políticas migratorias que van a tener una contestación ideológica muy potente, tanto internamente como externamente, pero que no dejan de ser una demanda muy grande del pueblo alemán.
Tiempo al tiempo, pero no parece que vayan a tener el gobierno fuerte y carismático que precisan el país y Europa.