Matones

Mariluz Ferreiro A MI BOLA

OPINIÓN

El vicepresidente electo, el exsenador J.D. Vance, habla con el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, a su llegada a las ceremonias de inauguración
El vicepresidente electo, el exsenador J.D. Vance, habla con el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, a su llegada a las ceremonias de inauguración Chip Somodevilla | REUTERS

02 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Es un 11S diplomático. Grave en el fondo. Vergonzoso en las formas. Trump y Vance. Como los típicos abusones de patio de colegio que van a por el más débil. Arrinconando a Zelenski, ejerciendo de altavoces de Vladimir Putin. Repitiendo el bulo de que Estados Unidos ha aportado a Ucrania más dinero que Europa, dato que ya rebatió Macron, pero con él los matones no se atrevieron a tanto. Tienen a su favor que mentir ya no es noticia, es un argumento más. Ya lo dijo literalmente Vance en campaña, si hay que prescindir de la verdad por el pueblo americano, adelante. Así lo reconoció ese vicepresidente presuntamente cristiano al que no le importan las vidas de los ucranianos y que ofrece lecciones de moral tras vender su alma a un millonario sin principios que él mismo admitió detestar. Tan supuestamente cristiano como esos que rezan con fervor junto a Trump, rodeando al magnate como si fuera la Virgen de Fátima, fieles adoradores del becerro de oro.

Pero cuidado con la ley del más fuerte. A la hora de repartirse el mundo con Rusia, Trump se cree el más grande y el más listo. Y Putin nunca se conformará con la mitad. No se entretiene ni con un hueso ni con un chuletón. Todo eran risas en el Reino Unido con los oligarcas rusos hasta que tuvieron ataques radiactivos y biológicos con muertos en su territorio. Todo era fiesta en Alemania con el gas del Este hasta que la guerra arrancó esa mascarilla de oxígeno y su industria se quedó sin aliento. Todo son abrazos con Moscú hasta que a Moscú le conviene. Lo aprenderá el señor de la Casa Blanca. Lo sabe la UE, que debería reinventarse, liberándose de enemigos internos y unanimidades absurdas, y poner sobre el tapete un mercado inmenso.