4 de marzo, alea iacta est, los aranceles a México y Canadá activados. Y a China duplicados. Ucrania desprotegida. El ínclito Elon Musk, un valido tal que un Conde Duque de Olivares, promoviendo el abandono de la OTAN y la ONU y la demolición del Estado. Un 4 de marzo donde EE.UU. suspende la ayuda militar a Ucrania. Zelenski pide tregua. Trump en su discurso de vuelta en el Capitolio sostuvo: «América está de vuelta», y «solo estamos empezando». En una confrontación también entre americanos, racial y cultural, reafirmando sus ambiciones expansionistas.
Europa desasistida, todavía en la ensoñación del Plan Marshall, o en la España de Franco con sus bases, su leche y su queso en las escuelas, a la espera de los aranceles anunciados por Trump para el 2 de abril.
Reino Unido, ¿de nuevo Europa?, convoca una cumbre de líderes europeos, con Canadá y Turquía, para establecer una estrategia para Ucrania. Úrsula von der Leyen, propone un plan de rearme que podría llegar hasta 800.000 millones de euros para financiar la defensa, a debatir en una cumbre extraordinaria en Bruselas.
Y en paralelo, la aceleración de las guerras comerciales. Y antes aun las órdenes ejecutivas para deportar inmigrantes, contestadas en una carta pastoral del papa Francisco a los obispos norteamericanos. ?Una tensión entre catolicismos y políticas analizada en el Penínsulas de Enric Juliana, con San Agustín y JD Vance y el becerro de oro incluidos.
Uno recuerda el estupor de aquel día de Reyes de 2021, cuando un Trump derrotado, apoyado por el Caucus de la Sedición, pretendía que el Congreso negara la victoria de Biden. Y con certeza no fue aquello «una brincadeira sin importancia que la consolidada democracia americana, sus contrapoderes y la rigurosa legislación, impedirían». Hoy, luego de su victoria a pachas con los plutócratas tecnológicos, nos cabe la certeza de que aquel 6 de enero anunciaba lo que hoy vivimos. Incluida la demolición de la Administración. En ello anda el valido Musk y su Departamento de Eficiencia Gubernamental, nacido en una cena en Mar-a-Lago. Solo en inglés, solo blancos.
Pero no se puede olvidar que EE.UU, con su valiosa constitución federal y su división de poderes, es una joven democracia multirracial, y fue desde su origen una nación expansionista. No solo en la conquista del Oeste, sino sobre los territorios del Virreinato de la Nueva España hasta 1821, y luego sobre los de México. Si ven mapas, y vean mapas, entre compras, invasiones, extorsiones y guerras, hasta el desastre de 1898, los EE.UU. se hicieron con California, Nevada, Colorado, Utah, Nuevo México, Arizona, Texas, Oregón, Washington, Florida, y partes de Idaho, Montana, Wyoming, Kansas, Oklahoma y Luisiana. Puede que parte de Alaska. Desconocerlo viene de los males de una historia en la que nadie explicó y enseñó el siglo XIX. En esta España nuestra. Y ahí están Trump y los suyos, que no somos nosotros, en Groenlandia, Canadá, Panamá o Gaza. No les extrañe, sigan preocupados.