Actuar a alta velocidad para recuperar el tiempo perdido
OPINIÓN

Hace unos días, en Vigo, tuve la oportunidad de reafirmar el compromiso del Gobierno portugués de invertir en la línea de alta velocidad. Para nosotros es una prioridad absoluta. Lo antes posible, lanzaremos la colaboración público-privada correspondiente a la primera etapa de este proyecto: la conexión entre Braga y Valença. Sin olvidar el tramo que aún falta entre la estación de Campanhã, en Oporto, y el aeropuerto Francisco Sá Carneiro. Estamos plenamente involucrados en este proyecto. Pensando principalmente en las poblaciones del noroeste de la Península, al sur y al norte del río Miño. La línea de alta velocidad permitirá viajar entre Oporto y Vigo en tan solo 50 minutos. La conexión de Braga a Vigo tardará poco más de media hora. También permitirá a los residentes en Lisboa llegar a Vigo en un máximo de dos horas. Asimismo pretendemos, con las obras que ya ha anunciado el Gobierno portugués, reducir en un tercio la distancia horaria entre Lisboa y Madrid, que se hace hoy en nueve horas. Queremos que dure solo tres a partir del 2034, siempre y cuando se pongan en marcha las obras en España. Haremos nuestra parte, incluida la construcción de un nuevo puente sobre el Tajo en la región de Lisboa.
Hay total acuerdo entre los gobiernos de nuestros dos países —y, obviamente, con la opinión favorable del Ejecutivo gallego— para que el ferrocarril transnacional de alta velocidad comience en el 2032, precisamente en el norte. Por parte española hemos recibido el compromiso de que se respetará ese plazo. Por nuestra parte, tenemos la obligación adicional de cumplir el mismo objetivo. Acortar las distancias es vital para mejorar la calidad de vida de las poblaciones y el desarrollo económico. Nuestros países, nuestras regiones, necesitan ganar escala. Necesitan nuevas centralidades. Es con esto en mente que el Gobierno portugués ha realizado inversiones recientes en movilidad e infraestructura en Portugal. Asociándolo siempre al potencial de crecimiento económico, desarrollo y prosperidad. Pensemos, por ejemplo, en los puertos de A Coruña, Vigo, Leixões y Aveiro. En conjunto mueven alrededor de 40 millones de toneladas de mercancías al año. Estas sinergias no se pueden desperdiciar. De esta manera acercaremos nuestros dos países. Uniendo talento, conocimiento e innovación. Más concretamente: acercaremos ese frente noroeste de la Península Ibérica, a menudo olvidado en detrimento de otras regiones, tanto de España como de Portugal. Pero hoy la dinámica económica de toda esta área geográfica es imparable.
Infraestruturas de Portugal, la empresa pública que gestiona y administra nuestras infraestructuras ferroviarias y viarias, tiene un mandato muy claro. Seremos inflexibles en cuanto a los plazos a cumplir, las tareas a realizar y las prioridades. Preocupados siempre por ofrecer el mejor servicio, tanto a nuestros conciudadanos como al tejido económico, sin el cual todo crecimiento no es más que una utopía. Cualquier desviación de estos criterios tendría repercusiones negativas en los costes y en la finalización oportuna del proyecto. Este es un escenario que no acepto. Estamos actuando a gran velocidad. Hay que recuperar el tiempo perdido sin más dilación.