El rearme europeo, una necesidad no deseada

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

Christian Hartmann | REUTERS

09 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Resulta cuando menos curioso que, precisamente ahora, toda la red de ferrocarriles de Francia se haya paralizado por el descubrimiento de un artefacto explosivo de la Segunda Guerra Mundial en el municipio de Saint-Dennis. La Gare du Nord, una de las estaciones de ferrocarril con más tránsito de Europa, canceló todos los trenes que transitan por sus vías. Cuando han transcurrido ocho décadas desde la finalización del enfrentamiento bélico más sangriento y devastador del que se tiene memoria, de pronto aparece una bomba sin explotar en medio de las vías. Aunque, por fortuna, no es muy frecuente, de vez en cuando se hallan remanentes de esta guerra en algún país europeo e incluso de nuestra Guerra Civil en España. Pero que este último episodio tuviera lugar cuando Macron ha liderado las conversaciones para el rearme de la UE, elevando el gasto conjunto en defensa, y precisamente en una potencia nuclear como Francia, es inquietante.

Vivimos un momento complejo, crucial, para el devenir de Europa. Desde la finalización de la Segunda Guerra Mundial, primero los países occidentales y, tras la caída de la URSS, los orientales han enfocado sus esfuerzos a la recuperación material y el progreso en paz. Centrados en la economía, delegamos el liderazgo de la defensa del llamado mundo libre en EE.UU. Principal patrocinador de organizaciones transnacionales como la ONU o la OTAN, confiamos durante décadas en que, en caso de algún conflicto, Washington actuaría como elemento disuasorio o, en el peor de los casos, acudiría en nuestra ayuda. Pero ese paradigma está cambiando. Solo ha hecho falta que un personaje perturbador y cortoplacista accediera a la presidencia de EE.UU. para que todo el edificio geopolítico y estratégico construido desde 1945 se tambaleara. Los europeos nos empeñamos en ser pacifistas, lo cual, obviamente, está muy bien. Pero ahora no tenemos otra opción que adaptarnos y demostrar que somos capaces de defendernos por nosotros mismos. Será caro y hace surgir muchas incógnitas, pero, por desgracia, el lemas clásico de «si quieres la paz, prepárate para la guerra» vuelve a nuestra vida.