Niños con autismo: el confinamiento no salió gratis

Manuel Silveira PEDIATRA

OPINIÓN

14 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Solo han pasado cinco años desde que sufrimos en España un confinamiento, terrible y sin precedentes. El covid-19 fue extremadamente duro con los que tenían patologías previas y con la gente mayor, con especial encarnizamiento en la población que estaba en las residencias. Los servicios de urgencias abarrotados, los hospitales colapsados. Las muertes de personas solas en una habitación de hospital, asilados, separados de su familia y despidiéndose de ella, y del mundo, a través del móvil de la enfermera.

Sin embargo, el virus fue bastante respetuoso con los más pequeños. Y la población pediátrica no se ha visto tan afectada como otros grupos de edad, siendo la mayoría de las infecciones leves o asintomáticas, y solo excepcionalmente se han descrito algunas complicaciones graves. Pero el confinamiento, no nos salió gratis. Las medidas impuestas, con los enormes cambios en nuestro modo de vida, tuvieron un importante impacto sobre nuestra salud mental, afectando más a mujeres, estratos socioeconómicos más bajos y, de forma muy llamativa, a la población joven. Y, por supuesto, al personal sanitario. Este incremento, tensionó aún más a unos servicios de salud mental, ya previamente muy sobrecargados, produciendo así lo que se llamó la segunda pandemia (la pandemia de la salud mental). Creíamos que los niños, por su capacidad de resiliencia y plasticidad, tolerarían bien el duro modo de vida que impone un confinamiento, sin escuelas ni parques, y permaneciendo encerrados en un piso. Pero vimos que no ha sido exactamente así, y estas medidas han impactado en la frecuencia y severidad de trastornos psiquiátricos de niños y, sobre todo, de los adolescentes.

Los años de adolescencia son especialmente valiosos en nuestras vidas y la pandemia ha quebrado muchos de los pilares básicos que constituyen esta etapa: colegio, amigos, aficiones, noviazgos, etcétera. Y el confinamiento hizo que muchos no pudieran ser adolescentes cuando tocaba serlo. Y esto se ha traducido en un importante aumento de trastornos psiquiátricos, como cuadros de ansiedad, intentos autolíticos o trastornos de la conducta alimentaria.

Una consideración sobre un grupo de niños y adolescentes con Trastorno del Espectro Autista (TEA) que han resultado ser especialmente vulnerables. Los casos graves han empeorado al perder sus rutinas, sus terapias y los apoyos escolares. Y por estar recluidos en sus casas.

Registramos un enorme incremento en los últimos años del número de niños diagnosticados de TEA, aunque se desconocen exactamente las causas, y este aumento ya había empezado antes del confinamiento. En fin, esperemos que las enseñanzas que nos ha dejado esta pandemia nos sirvan para afrontar la próxima, que muchos expertos ya dan por segura.