«Adolescencia», la serie que retrata lo que no queremos ver

Azucena Alfonsín
Azucena Alfonsín A CALZÓN QUITADO

OPINIÓN

Owen Cooper interpreta magistralmente a Jamie Miller en la serie «Adolescencia»
Owen Cooper interpreta magistralmente a Jamie Miller en la serie «Adolescencia» Netflix

26 mar 2025 . Actualizado a las 09:53 h.

Te sientas frente a la pantalla a sabiendas de que te espera una jornada dura. La serie de la que habla todo mundo se llama Adolescencia y no hace falta ser muy espabilado para comprender que no lo vas a pasar bien. Porque lo que busca esta ficción de Netflix no es, ni de lejos, entretener. Es una crítica muy bien presentada hacia el vínculo putrefacto entre los púberes y sus padres y profesores. Esos niños que atraviesan una de las etapas más complejas de la vida en la más profunda oscuridad. 

Cuando los progenitores se reducen a su papel de proveedores y los educadores no asumen el rol que les corresponde, bien sea por desidia o por falta de motivación, los adolescentes navegan a la deriva en un mar digital de despropósitos como la manosfera y el universo incel. Y no somos capaces de intuir esos peligros por culpa de la falsa seguridad que nos da la puerta cerrada de su habitación. Pensamos, ingenuamente, que si están ahí dentro están a salvo, lejos del tabaco, del alcohol o de las drogas. Y fuera del alcance de otros menores o de adultos que podrían hacerles daño. Lo que nos cuesta dimensionar es que los riesgos están ahí, del otro lado de las pantallas con las que se entretienen. Están también en el patio del colegio donde muchas veces reina el acoso. Están en la apatía de los cuidadores que minimizan los problemas con la indiferencia del «ya crecerán».

Y muchos niños se quedan solos, se sienten solos, se saben solos. No son capaces de encontrar una salida. Los sacude la violencia, se apodera de ellos. Se los traga y los vomita. De eso va la serie creada por Jack Thorne y Stephen Graham. De la realidad a la que se enfrentan y de la ignorancia en la que muchas veces vivimos las madres, los padres, la sociedad. Lo mejor de esta obra de arte es la reflexión posterior y el mal cuerpo que nos deja, porque el desasosiego siempre es un buen punto de partida.