El peligro de navegar por el mar Rojo

Jesús Paz Arias SOCIÓLOGO. EXPRESIDENTE DE LOS PUERTOS DE VIGO Y VILAGARCÍA

OPINIÓN

MABEL R. G.

31 mar 2025 . Actualizado a las 11:37 h.

Los continuos ataques a la navegación por parte de los hutíes de Yemen vuelven a generar pánico en el Mar Rojo. La navegación por el Golfo de Adén y el paso por el cabo Guardafui (Puntland-Somalia) y el estrecho de Mandeb, como entrada al mar Rojo y al canal de Suez, siempre ha sido una singladura peligrosa para los navegantes por sus condiciones náuticas y los interminables conflictos políticos de la zona. Pero en estos últimos años todavía lo es más, al hacerse realidad un sinfín de amenazas, ataques y secuestros de buques, en un área geopolítica en la que los países que lo bordean están inmersos en situaciones de enorme inestabilidad (Yemen, Somalia).

El canal de Suez es una vía marítima de vital importancia para el comercio marítimo mundial, al permitir la comunicación entre Asia y Europa sin tener que rodear el continente africano por el cabo de Buena Esperanza, recortando la travesía entre el mar Arábigo y el Atlántico norte en casi 9.000 kilómetros, reduciendo la navegación en unos 10 o 15 días.

No obstante, la utilización del canal de Suez ha sido interrumpida de nuevo desde noviembre del 2023 por las acciones de hutíes, un grupo rebelde de Yemen, con el lanzamiento de innumerables ataques contra barcos que navegan por el mar Rojo, consiguiendo cambiar las planificaciones de muchas navieras, que han tomado la decisión de poner rumbo al cabo de Buena Esperanza, bordeando el sur de África, en vez de aventurarse a cruzar por el mar Rojo y el canal de Suez hacia Europa.

Según las informaciones del Instituto Español de Estudios Estratégicos (Bartolomé Cánovas Sánchez, capitán de navío), en los últimos años se han puesto en marcha distintas operaciones de salvaguarda de la navegación comercial por la zona, como la Operación Guardián de la Prosperidad, de EE.UU y el Reino Unido, contando con el apoyo de Australia, Baréin, Canadá y Países Bajos, que tiene como principal objetivo garantizar la seguridad para todo el tráfico marítimo en la zona geográfica que comprende el mar Rojo, Bab al-Mandeb y el golfo de Adén; o la Operación Aspides, de la UE («la misión tratará de prevenir o bloquear ataques, sin intervenir en ningún tipo de acción contra los hutíes»). Aún así, la navegación por la zona es un riesgo y la situación complica la toma de decisiones de las navieras internacionales.

Continuando con las informaciones del IEEE, atravesar Suez es un recorrido de poco más de 193 kilómetros de longitud y suele completarse en entre 12 y 16 horas. Por el canal circularon en el 2022 más de 22.000 buques, lo que implica que por él pasó el 12 % del tráfico marítimo internacional de mercancías, según el Foro Económico Mundial de Davos. Los ingresos de tasas por el paso del canal han disminuido un 23 % en el 2024 respecto a los ingresos del año anterior, según la Autoridad del Canal (SCA). Cambiar el mar Rojo y redirigirse hacia el sur de África implica un aumento de la navegación de unas 3.500 millas náuticas, lo que traducido a kilómetros vendrían a ser unos 6.500. Este cambio tendrá distintas repercusiones dependiendo del tipo y tamaño del barco, de su sistema de propulsión, del combustible empleado, del número de hombres y mujeres que componen su dotación y muchos otros aspectos, pero lo que sí se puede afirmar es que serán negativas y muy costosas desde el punto de vista económico.

La variación podría estar en la horquilla de 10 a 15 días de retraso en la navegación, lo que supone duplicar el coste de los fletes y, por ende, el de la comercialización de las mercancías transportadas. Según algunas consultoras expertas en la materia, tan solo el coste del combustible adicional podría alcanzar el millón de dólares, además de los costes de los ajustes en los cronogramas de entrega. No obstante, una gran mayoría de compañías navieras, como MSC, CMA, CGM, Maersk y Hapag-Lloyd, están asumiendo estos costes antes que arriesgarse a que sus barcos sean atacados o secuestrados.

El presidente Donald Trump ha ordenado estos últimos días a las fuerzas armadas de Estados Unidos que lancen una acción militar «decisiva y contundente contra los terroristas hutíes en Yemen», a quienes acusa de «librar una implacable campaña de piratería, violencia y terrorismo contra buques, aeronaves y drones estadounidenses y de otros países». El presidente estadounidense ha subrayado que EE.UU. utilizará «una fuerza letal abrumadora hasta lograr su objetivo». «Los hutíes han bloqueado el transporte marítimo en una de las vías fluviales más importantes del mundo, paralizando vastas franjas del comercio global y atacando el principio fundamental de la libertad de navegación, del que depende el comercio internacional», añadió, pero está por ver su eficacia y si estas decisiones favorecen o no, la situación en la zona y llevarán a las navieras a reconsiderar sus rutas. Pero, en el día a día, muchas compañías siguen apostando por trazar sus rutas de navegación por el sur de África, asumiendo los costes de esta decisión en aras de la seguridad de las tripulaciones, sus buques y las mercancías que transportan, asumiendo también los retrasos en la entrega de las mismas. Como ejemplo, el buque Bow Trident, con bandera de Noruega, que viaja desde Emiratos Árabes Unidos hasta el puerto de Vilagarcía, un viaje con salida el 1 de marzo y llegada prevista el 1 de abril a la localidad gallega, con medio mes de retraso sobre la ruta del mar Rojo y el canal de Suez que ha sido habitual en los últimos años.