«Si ven por ahí a un albañil de la vieja escuela, cierren los ojos e imaginen cómo será en 15 años»

OPINIÓN

CAPOTILLO

31 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Albañil, el nuevo alfarero

Hace dos o tres décadas, para ser albañil no te pedían tener una titulación universitaria. Te pedían ganas de trabajar, lo de progresar o no lo ponías tú. El mayor orgullo que podías tener era llegar a ser algún día oficial de 1ª. Para poder llegar tenías que pasar una serie de pruebas de pericia en distintos oficios, como encofrado, replanteos, tabicado, enfoscado, alicatado y un largo etcétera. Por lo menos eran cinco años de continuo aprendizaje, en muchos casos en condiciones meteorológicas adversas, tanto en invierno como en verano. Por eso, cuando lo conseguías era un momento de orgullo y alegría, y a seguir aprendiendo. En la actualidad hay empresas que se dedican a cada uno de los oficios antes mencionados. Las condiciones de trabajo son bastante mejores, pero no deja de ser una profesión muy física y en muchas ocasiones a la intemperie. Esas empresas están comprobando que con cada nueva jubilación en sus filas no se avista ningún joven en el horizonte que quiera formarse en este apasionante oficio. Así que si ven por ahí a un albañil de la vieja escuela —suelen tener entre 50 y 65 años—, cierren los ojos e imaginen cómo será en 15 años. Están viendo a un alfarero. Alberto Vieito. Portomouro (Val do Dubra).

Trasplantes de cardiología: gracias

Queremos expresar un sincero agradecimiento al servicio de Trasplantes de Cardiología del Chuac. En una experiencia personal marcada por la lucha y el esfuerzo conjunto por la salud de un ser querido, encontramos un equipo profesional excepcional que combina excelencia médica con una humanidad única. Cuando un ser querido enfrenta una lucha tan desafiante como lo es una afección cardíaca, la familia, además de un tratamiento efectivo, necesita empatía, comprensión y humanidad. Eso es exactamente lo que encontramos en este equipo. Cada profesional, desde los médicos que explican con paciencia cada detalle técnico hasta el enfermero/a o los auxiliares que ofrecen una palabra de ánimo en los momentos más difíciles, demuestra una vocación que trasciende el deber. Su interés por el bienestar del paciente y la preocupación constante por su evolución nos llenaron de consuelo y esperanza.

La sanidad pública, frecuentemente criticada por sus limitaciones, se convierte en un verdadero salvavidas en situaciones como esta. Quisiera aprovechar esta oportunidad para animar a todos a considerar la donación de órganos. Familia Rodríguez Seoane.