Laurens van der Post, controvertido escritor sudafricano amigo del rey Carlos III, aventurero y muchas cosas más, también es conocido porque se adentró en la cultura de los bosquimanos de Kalahari, especialistas en la sabiduría ya olvidada de escuchar el susurro del universo, de saber leer el lenguaje de la Tierra. Un conocimiento envidiable por el que seguramente algunos pagarían con días de vida. Ya nadie en nuestra realidad sabe lo que dicen las estrellas. ¡Quién pudiera entender su lenguaje! Y debe ser por esa ansia enternecedora que Víctor de Aldama, presunto conseguidor de la trama Koldo e investigado por el fraude del IVA en hidrocarburos, pide al instructor del Supremo un permiso poder irse en Semana Santa a un retiro a Portugal. Quiere ir a la Academia Hielo y Amor, donde ofrecen sesiones de respiración de fuego, allá en la Serra da Estrela, un territorio, dicen, cargado de magnetismo, energía, épica e historia, un cielo en la Tierra en el que es posible abrazarse con la naturaleza y, como escribía Laurens van der Post, al que acusan de ser fantaseador, mentiroso y adúltero en serie, se puede escuchar lo que cuentan los bosques, los ríos y los campos floreados. Quién puede dudar de que al supuesto conseguidor más célebre de los últimos tiempos no le viene bien someterse al régimen de un gurú espiritual especialista en la medicina del hielo. Hace falta mucha sangre fría para manejar muy bien los hilos del poder político y empresarial, llenar sobres y tejer nidos de amor a políticos. O nadar panza arriba en los intrincados mundos de las comisiones y los favores. Vivir de los chanchullos debe exigir mucha preparación.