Trump en su Vietnam. Aranceles, China e Irán

Uxio Labarta
Uxío Labarta CODEX FLORIAE

OPINIÓN

LUONG THAI LINH | EFE

10 abr 2025 . Actualizado a las 19:27 h.

«Para Donald Trump la guerra de Vietnam nunca terminó», escribía Michel Kruse en Político Magazine, febrero del 2019. Él no combatió allí. Lo justificó primero con estudios y luego con una licencia médica por un problema en los pies. No pies planos. Tampoco se manifestó en contra de aquella guerra, pero «Vietnam siempre estuvo en su vida».

En su primer mandato, 2018, Trump inició una guerra industrial contra China con aranceles del 25 % a productos por valor de 50.000 millones de dólares, a lo que China respondió también con aranceles. Canadá y México sufrieron esa ofensiva arancelaria. Un clásico de la política de Trump, que repite más cargada de bombo. Expandiendo territorios, Canadá y Groenlandia, y la aberración de Gaza, en las guerras israelíes, amagando con Irán.

La primera guerra de aranceles llevó a la deslocalización, hacia Vietnam, de fabricantes occidentales y orientales asentados en China: Nike, Apple, Nvidia o Samsung y Mitsubishi. Lo que explica los nuevos aranceles para Indochina, por más que su objetivo siga siendo China, la gran potencia económica y tecnológica actual, que confronta con EE.UU.

Vietnam pertenece además a un mundo propio de Trump que no olvida. Un mundo en la memoria para quien en su juventud conoció aquella guerra y la derrota. Donde Vietnam del Sur, el Vietcong y Vietnam del Norte, o Saigón y Hanoi, formaron parte de la vida de una generación. Por ello no sorprende que esa guerra y la derrota de EE.UU. formen parte de las culturas propias de Trump y sus desgarros, que han llevado a Trump y a la ultraderecha internacional a desarrollar una «guerra cultural», que Enric González destaca en su paralelismo con la Revolución Cultural de Mao Zedong.

Conocedor del Vietnam actual, y de su papel industrial, Trump decretó en su pizarra unos aranceles del 46 % y valores similares para países como Laos o Camboya. Vietnam tiene una relación comercial muy desequilibrada a su favor con EE.UU. y a la vez una gran cercanía a China. Esta guerra comercial con Vietnam, desatada por Trump y en la que busca un trato de mal feriante, se jugará entre la diplomacia de bambú: «La diplomacia de Vietnam, desde la era Ho Chi Minh, es suave y sabia, pero persistente y decidida», según el secretario del Partido en el 2016, y visible en las declaraciones y ofertas sobre los aranceles del actual, To Lam. Y por parte de Trump en su estrategia de negociación expuesta con ardor ya en el inicio de la Convención Republicana del 2015: «Soy Donald Trump, escribí El arte del acuerdo…», aquel libro de Trump y Tony Schwartz de 1987 y reeditado. Acuerdos solicitados para debilitar a China, que le hace frente. También a otros.

Ahora, un presidente del Gobierno de España visita Vietnam por primera vez; hoy, otra vez, China. Acudirán a Vietnam otros dirigentes, incluidos el de China y la de la Unión Europea. ¿Volverá Vietnam a nuestra vida? ¿Trump será comandante en jefe, más allá de presidente? Incierto futuro, que decía Julio Cortázar, también para la Europa dubitativa.