
Sabemos que el Kremlin aplaude con las orejas cada vez que Donald Trump saca la lengua a pacer. Defiende los intereses de Putin mejor que cinco filiales de la mítica Russia Today, que Vox o que quinientos trasnochados referentes de izquierda «auténtica» en España (los que prefieren que los ciudadanos sean pobres) alineados en las redes sociales.
¿Tenemos alguna certeza de lo que piensan los chinos sobre las políticas de la calamidad naranja que habita la Casa Blanca? El New York Times nos ha dado pistas muy interesantes. Cuenta que le llaman «camarada Trump» y que lo consideran poco más que un meme: creen que trabaja con ahínco «patriótico» en favor de los intereses de China.
Las políticas de Trump son irreales y arbitrarias. Su conocimiento económico, una fantasía del nivel de un cómic de los Pitufos. Pongamos dos ejemplos. Temu, el gigante chino de las ventas, se convirtió en el 2023 en el principal comprador de anuncios en Meta, matriz de Facebook e Instagram. Otra compañía asiática, Shein, gasta millones en publicidad en Google.
La guerra comercial de Trump solo va a servir para reforzar a sus rivales y para subvertir aquella famosa frase de que el muro de la frontera «lo iban a pagar los mexicanos». ¿Quiénes sufrirán más por los aranceles? Los estadounidenses. ¿Y punto? Y final.