El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, ha manifestado en su reciente visita a Ucrania que «nuestro apoyo es inquebrantable», en contra de quienes lo habían puesto en duda en los dos últimos meses. El jefe de la OTAN señaló que la organización sigue aportando apoyo militar y entrenamiento, y reafirmó su apoyo a los esfuerzos del presidente de EE.UU., Donald Trump, hacia un proceso de paz. Mark Rutte afirmó también que la OTAN seguirá asistiendo a Kiev para que pueda «disuadir cualquier agresión futura», y subrayó que Rusia es quien empezó esta guerra y que no hay dudas de que es la nación agresora. No obstante, la realidad actual es que, unas horas después de que el secretario general de la OTAN visitase la ciudad portuaria de Odesa, Rusia atacó esta ciudad. Lo cual viene a acreditar una vez más que la guerra continua.
Por otra parte, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha acusado a China de estar suministrando a Rusia artillería y pólvora, entre otros elementos. Lo cual se habría sumado a la propia participación de ciudadanos chinos en las filas del ejército ruso, algo que estaría contribuyendo a enrarecer las relaciones entre Kiev y Pekín
A esto se suma el actual silencio del presidente de Estados Unidos respecto de su propia determinación de mediar en el conflicto, con Francia reivindicando el papel de Europa en busca de un alto el fuego en Ucrania. El presidente francés, Emmanuel Macron, ha asegurado que «todo el mundo quiere la paz, y que sea duradera». Sin embargo, las negociaciones para lograr un alto el fuego no han alcanzado una conclusión exitosa, a pesar de los esfuerzos diplomáticos realizados. Lo cual acrecienta el pesimismo entre los analistas, que no acaban de vislumbrar el final de esta guerra.
Estados Unidos ya ha amenazado con abandonar las negociaciones de paz entre Ucrania y Rusia, si en días no avanzan. Lo cual configura un problemático futuro.