A oscuras

José Manuel Vázquez Naya EXPERTO EN SEGURIDAD INFORMÁTICA Y MIEMBRO DEL GRUPO RNASA-IMEDIR Y DEL CITIC DE LA UNIVERSIDADE DE A CORUÑA. TAMBIÉN ES VOCAL DEL CPEIG.

OPINIÓN

Biel Alino | EFE

29 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

El apagón que hoy ha dejado sin luz diversas regiones de España y otros países de Europa hace mucho más que interrumpir nuestra rutina: siembra la incertidumbre y despierta inevitables preguntas sobre la fortaleza de los sistemas que sostienen nuestra vida moderna. Mientras los equipos técnicos trabajan a contrarreloj para restablecer el servicio, la sociedad mira hacia las causas. Estos tipos de incidentes en infraestructuras críticas, como la red eléctrica, son un crudo recordatorio de su creciente complejidad y de que vivimos en un mundo hiperconectado. Ya no hablamos simplemente de un entramado físico de cables y centrales. Hablamos de un sistema nervioso avanzado, gestionado y monitorizado digitalmente por complejas tecnologías como SCADA o ICS. Esta digitalización, que sin duda ha traído grandes eficiencias, también ha abierto una puerta a riesgos que viajan por el ciberespacio.

Ahora mismo, la prudencia es la mejor consejera. Carecemos de información oficial y concluyente sobre el origen específico de esta interrupción. Sería irresponsable, y pura especulación, señalar culpables o causas definitivas, ya sean fallos técnicos, factores externos o una posible intrusión informática. La labor de diagnóstico corresponde a los equipos de expertos que están sobre el terreno analizando las evidencias. Sin embargo, esta necesaria cautela no debe traducirse en ingenuidad. Ignorar la dimensión digital del riesgo sería cerrar los ojos a una realidad innegable de nuestro tiempo.

La posibilidad de que un incidente de ciberseguridad afecte a infraestructuras críticas no es ciencia ficción, es un escenario contemplado y temido por gobiernos y empresas desde hace ya muchos años. Por eso, aunque por el momento no sepamos si los ciberdelincuentes han jugado un papel en este apagón concreto, la perspectiva de la ciberseguridad es absolutamente crucial en la planificación y protección de estos sistemas a largo plazo. Actores maliciosos —desde grupos criminales buscando un rescate hasta actores estatales con fines geopolíticos— ven en la red eléctrica y otras infraestructuras (agua, transporte, comunicaciones, sanidad) objetivos de altísimo impacto. Un ciberataque exitoso no solo podría provocar un corte de suministro, sino también dificultar enormemente su restauración, dañar equipos físicos costosos o, peor aún, desatar un efecto dominó afectando a otros servicios esenciales. Lo que este apagón deja meridianamente claro es que algo ha fallado en un sistema vital y es imperativo entender qué ha sido. Porque la pregunta no es si va a haber otro, sino cuándo. Debemos estar preparados.