La Galicia de Richard Gere

Fernanda Tabarés
Fernanda Tabarés OTRAS LETRAS

OPINIÓN

Enric Fontcuberta | EFE

07 may 2025 . Actualizado a las 14:03 h.

Habría que preguntarle al terapeuta si tiene que ver con un problema de autoestima pero no hay nada que nos ponga más que un guiri famoso hablando bien de lo nuestro. En los últimos tiempos se han juntado tres que además son reincidentes: James Rhodes, David Chipperfield y Richard Gere. Todos hablan de Galicia con un fervor que parece genuino, aunque a veces las admiraciones destilen el paternalismo de un explorador eufórico que rompe el aislamiento de un pueblo no contactado y descubre que allí hay personas felices, que tienen cosas, incluso cosas hermosas, y que disfrutan de vidas apacibles. O no.

Lo cierto es que el pianista, el arquitecto y el actor llevan unos días que no paran. Rhodes volvió a Coruña y dejó en sus redes un nuevo rastro de fotos de postal y elogios gruesos: «É todo tan fermoso», dictaminó. Lo hizo, sí, en ese galego más que decente que practica para evidencia de algunos aborígenes. A Chipperfield le entrevistaron en El Mundo y allí elogió de nuevo Corrubedo y su «extraña felicidad». «Son felices con lo que tienen por delante», completó, abocando a la alegría existencial a todos los vecinos de las dunas. En cuanto a Gere, la última superadquisición de nuestro club de fans, compartió la mirada perpleja del descubridor al confesar en La Sexta: «Mi mujer viene de un lugar muy especial: Galicia». Lo mejor es que se lo contó a una periodista madrileña como si compartiese solo con ella la ubicación de un destino inexplorado y enigmático.

No hay más que dar las gracias a quien valora las hechuras de tu hogar cuando le da el sol, pero esa Galicia de postal que subyuga al guiri forma parte también de un cierto discurso institucional que promueve una visión bucólica y pastoril de un país en flor. Y esa complacencia reduccionista atufa.