La estulticia, esa necedad

Francisco Ríos Álvarez
Francisco Ríos LA MIRADA EN LA LENGUA

OPINIÓN

JUAN CARLOS HIDALGO | EFE

17 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

L os wasaps que intercambiaba Pedro Sánchez con José Luis Ábalos cuando este gozaba de su confianza están dando mucho que hablar en los foros dedicados a la política. También desde otro punto de vista es interesante uno en el que se manifiesta sobre su entonces vicepresidente y hoy hostelero de éxito Pablo Iglesias. Este había difundido un vídeo mientras se hablaba del mismo asunto en la rueda de prensa que sigue a los consejos de ministros: «¡Qué torpe es Iglesias lanzando su vídeo en plena RP! ¡Yo creo que ya no es maldad, sino estulticia!», escribió Sánchez.

Una señora que leía el periódico en un café de la coruñesa glorieta de Cuatro Caminos dio un respingo y preguntó a su marido qué era aquello de la estulticia. Pero no logró respuesta alguna. El presidente del Consejo, como se solía mencionar el cargo antaño, había empleado un cultismo, estulticia, que cada vez se usa menos. Podía haber recurrido a tontería, necedad o bobada, incluso al malsonante gilipollez, pero optó por un sustantivo que no pocos de sus seguidores y de sus detractores habrán ido a estas horas a buscar a algún diccionario. Estos, los diccionarios, suelen definirlo como necedad.

  Si quienes cometen necedades son los necios, los que caen en la estulticia son los estultos. Se les da ese nombre al menos desde el siglo XIV, pero seguro que con otras etiquetas los hubo desde siempre. Por ejemplo, con la de stultus, que se les aplicaba en latín. Estulto podría tener relación con el estultar (‘insultar, maltratar’) del castellano antiguo, que emplea en 1250 Abraham de Toledo en la traducción de Moamín. Libro de los animales que cazan: «... conuiene que no las estulten ni las escupan en la cara». Hablaba de aves, no de personas.

 La familia léxica todavía tiene un par de miembros más. Uno es estultez, que es una variante popular de estulticia. El otro, el adverbio estultamente, que el Diccionario de autoridades definía como ‘necia y locamente, disparatadamente’. Ya entonces, en 1732, decía que tenía poco uso. Tiene la misma grafía en portugués (‘que não tem bom senso ou discernimento’), y en catalán es estultament. Del diccionario de la Academia Española desapareció en el 2014.