Sánchez no es Portugal

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

Jesús Hellín | EUROPAPRESS

20 may 2025 . Actualizado a las 11:48 h.

Lo siento por los que desean un cambio en España. Sánchez no es Portugal, por muchos motivos. Uno de ellos es que, en nuestro país, el sistema electoral permite unas descompensaciones del voto en Cataluña o el País Vasco, por ejemplo, que hacen que el único que pueda sumar los extraños números para una investidura sea el socialista Sánchez, más socialista que nunca, aunque haya perdido las elecciones. Ojo. En el 2027 puede volver a pasar lo mismo, por mucho que haya encuestas, esas sirenas que pretenden encantar a los votantes, en las que se afirme que el PP puede llegar a gobernar si vamos a urnas. Así es que han convencido a Feijoo y ha adelantado el congreso de su partido para exponer a la sociedad que llega el cambio. ¿Cuántas veces en nuestra democracia unos y otros se apropiaron del concepto del cambio, una palabra positiva y que vale para todas las ideologías?

No es una cuestión de irse al centro o de recuperar voto de Vox. Feijoo lo primero que tiene que hacer es prescindir de Mazón, si quiere resultar creíble. Es muy sencillo. Con el buenismo no se va a ningún lado en política. Miren cómo Sánchez, conocido por su sangre fría, gobierna sin temblarle el pulso. La primera decisión que puede aupar a Feijoo es soltar el lastre del presidente valenciano de las mil versiones del día de la desgracia. No le queda otra.

Mientras, Sánchez no será Portugal y aquí no habrá cambio de turno. En Portugal, piensan algunos benévolos, los socialistas saben perder y dejarán gobernar por segunda vez a la derecha de Montenegro, antes de que pueda tocar poder la ultraderecha de Chega. Esa visión aquí no tiene sentido. El PSOE y el PP están más lejos que nunca y solo cultivan odio. De la misma manera que ha sido absurdo pensar que en España es posible una gran coalición a la alemana, por mucho que destacados líderes del PSOE como Felipe González no paren de empeñarse en ello. Repitiendo esas ideas, González solo se despeña.

España es diferente. Ya está dicho. Nuestro sistema electoral es otro. Y así es que, con el bipartidismo flojeando, los sujetos políticos que pueden mandar se han multiplicado. Ya no es simplemente Pujol. Ahora, construir una mayoría en España, si a la derecha no le vuelven a dar los números en el 27, solo es posible desde la flexibilidad de plastilina de Sánchez. Un político que es a la vez duro como el acero y dúctil al máximo. Es el único capaz de conseguir que voten por él la derecha vasca del PNV y la izquierda radical de Bildu, la derecha catalana de Junts y la izquierda republicana de ERC, todos separatistas. Dicen los sabios que el cabreo de los españoles es tan grande que, en el 27, la suma del PP y de Vox superará la absoluta. Puede ser. Pero, si se vuelven a quedar colgados, Sánchez repetirá protagonismo. Y, repito, a Feijoo no le ayuda seguir lastrado por Mazón. ¿Está esperando al definitivo golpe de la justicia para cesarle? Pero, entonces, no habrá sido él. Habrá sido la instrucción judicial. Lo dicho, Sánchez no es Portugal. No miren hacia Lisboa. Aquí se mira a Bilbao y a Barcelona, hasta para dilatar la solución a una fusión bancaria.