Chikilicuatre, una broma muy seria

Beatriz Pallas ENCADENADOS

OPINIÓN

TVE

21 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Si dejáis que el pueblo hable hay que asumir lo que el pueblo dice. La frase la pronuncia una responsable de RTVE al recordar los efectos impredecibles del televoto aplicado alegremente a un formato como Eurovisión. No habla sobre el conteo del pasado sábado, sino sobre lo sucedido en el año 2008, cuando la televisión pública española comprobó lo que sucede al abrir la mano al sufragio popular en un festival de canción y geopolítica. Anatomía de, programa de Mamen Mendizabal en La Sexta, recapituló esta semana la divertida historia, contada de primera mano, de cómo un chiste destinado a nacer y morir en el mismo día acabó por convertirse en la broma más seria de la televisión. Fue hace 17 años cuando RTVE, bajo la consigna Salvemos Eurovisión, apostó por prescindir del jurado y depositar en el público la responsabilidad total de elegir representante. El resultado fue la delirante candidatura de Rodolfo Chikilicuatre, un troleo procedente del programa de Buenafuente en La Sexta y que dio al ente público su mayor promoción en una cadena privada. Todo el mundo esperaba que alguien echase a perder la operación, pero el sufragio fue contundente y su valor, más disruptivo que figurativo. Ni entonces el Chiki Chiki era representativo del oído musical de los españoles ni ahora el apoyo masivo a Israel en el televoto tiene un significado extrapolable.