
Digo extraños recordando a Sinatra, digo extraños porque estos bivalvos no son especies invasoras, solo alóctonas, traídas como la patata, el tomate o el eucalipto y algún pino, para provecho de todos o algunos. Digo alóctonas porque vienen a reemplazar las cosechas menguantes de especies semejantes que aquí hubo y quedan pocas. Por situarnos, de almeja fina apenas se producen 78 toneladas y de ostra plana 300.
La Ruditapes phillipinarum, almeja japónica y la Magallana gigas, ostra rizada, son moluscos introducidos hace años en los mares de Galicia. La japónica llegó desde Francia, fuente de un amplio comercio de bivalvos con Galicia. Muy semejante a la almeja fina propia, de mejor crecimiento y textura, se inició su estudio en los años 83 y 84 por Pérez-Camacho y Miguel Cuña del IEO. Un ensayo y una idea, 1985-1987, del pre-engorde en batea que hoy es habitualmente utilizada en el cultivo de almejas. Y de Francia también llegó, a comienzos de los 90 la ostra japonesa o rizada. Introducida a finales de los años sesenta como solución a las mortalidades de ostra europea, mortalidades propias también en las de Galicia.
Y son ellas, traídas a Europa, quienes otorgan el liderazgo de ostra a Francia y de almeja a Italia. Italia en 1998 producía 62.000 toneladas de almeja japonesa, y Francia unas 140.000 toneladas de ostra rizada.
Hoy estos extraños en las rías tienen una realidad errática. Mientras en el 2024 se produce un 42% —unas 2000 toneladas— de lo producido cinco años antes de almeja japonesa, en un descenso continuo, la ostra rizada está en torno a las 680 toneladas, de las que más del 70 % son de cultivo en batea y el resto de pesca en medio natural. Un medio donde se encuentran naturalizadas y pescadas desde el Eo hasta Finisterre y cara al sur, con capturas de 60 toneladas el año 2010 y ya 172 en el 2024.
La japónica y la rizada tienen producciones escasas en Galicia, muy lejos de las de Italia o Francia, sin estar en el Catálogo de especies invasoras de 2007 o ser incluidas a posteriori por sentencias que lo ampliaron a instancia de conservacionistas. Con voces que reclaman incluir la ostra rizada como invasora. Mientras sigue vivo un debate académico sobre estas especies invasoras, sin resolver el dilema sobre lo bueno o lo malo. Un debate diferente de la exigencia ?incumplida- de controles zoosanitarios y cuarentenas para la introducción de especies en nuestros mares. La cercanía de las epizootias de berberechos, almejas y ostras debiera ser alerta suficiente.
La gran perplejidad con la almeja y la ostra japonesa, ya europeas, está en la diferencia de producción entre las de Italia y Francia y la de Galicia. Donde sus poblaciones se han naturalizado de norte a sur, alcanzando con certeza la ostra rizada las rocas y los fondos de las rías. Y ahí siguen, bivalvos extraños en Galicia, sin conocer por qué en estos mares y cultivos no se logran producciones semejantes a las de Francia e Italia. Extraños en las rías con misterio y dejadez.