Feijoo y el cocidito madrileño

Fernando Hidalgo Urizar
Fernando Hidalgo EL DERBI

OPINIÓN

Juanjo Martín | EFE

28 may 2025 . Actualizado a las 12:05 h.

Cuando Feijoo decidió dar el salto a Madrid existía una cierta unanimidad con que él fuera el encargado de la reconquista del poder en España para un Partido Popular en plena crisis de identidad y de liderazgo. Especialmente, de liderazgo. Recordemos la caída de Pablo Casado, triturado por la emergente lideresa de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

Lo cierto es que Feijoo aterrizó en Génova indiscutido y con la finalidad de reconstruir sin estridencias la derecha española. Llegó a presidente del partido de la oposición con la vitola de ser un reformista moderado, muy alejado de una derecha dogmática y ultraliberal, cuya sensibilidad también existe en su partido.

El político gallego se ha encontrado con que uno de sus principales problemas, si no el mayor de todos ellos, es gobernar su propia casa. Desde que llegó a Madrid se ha visto sometido a una presión atroz por todo lo que tiene que ver con la capital de España, donde se prepara una especie de cocidito madrileño que intentan darnos de menú a todos los españoles, como si este país estuviera condenado a vivir impregnado de una madriditis inevitable.

Ayuso es un baluarte para el PP en Madrid, pero al mismo tiempo es un activo tóxico en el resto de España. Sin duda, la situación que tiene que manejar Feijoo es diabólica. Por un lado, la lideresa es un dique de contención a Vox en la comunidad madrileña. Ella se lleva muchos votos que en caso contrario irían para la formación de Abascal. Por otro lado, Ayuso es una piedra en el zapato del presidente del PP. Va por libre, le marca la agenda en gran cantidad de ocasiones y su comportamiento pone siempre en entredicho su lealtad al superior jerárquico en el partido. Todo ello acompañado por un mayor apoyo mediático a la presidenta de Madrid que al propio Núñez Feijoo.

Es probable que esta continua presión del ala más derechista del PP haya sido una de las principales trabas que el gallego ha tenido que afrontar a lo largo de su presidencia en la oposición. La exuberancia dialéctica de Ayuso ha empequeñecido en numerosas ocasiones a un Feijoo que intenta navegar entre dos aguas y que no siempre lo consigue.

Ahora ha decidido adelantar el congreso del PP, que se celebrará a primeros de julio, «con el objetivo de activar el partido» y para estar preparados ante el nuevo ciclo electoral. Está claro que ahí se espera que tome una posición sólida sobre los acontecimientos venideros y que, sobre todo, clarifique que en el PP hay vida más allá de Madrid, que Ayuso fuera de sus fronteras cacarea con sordina y que para ganar las elecciones no hay que olvidar que España es un gran país que tiene una capital que es Madrid; y no que Madrid es una gran capital que tiene un país, que es España.