Una ilustración oscura recorre EE.UU.

Juan carlos varela EXPERTO EN POLÍTICA DE EE.UU.

OPINIÓN

Fred Hayes

31 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

El pasado 20 de marzo Donald Trump firmó una orden ejecutiva para desmantelar el departamento de educación en su país. Alega que el presupuesto para escuelas e institutos no mejora el rendimiento académico, que impera el adoctrinamiento woke y que es necesario descentralizar la educación hacia los estados. Veamos.

En el informe Pisa 2022 los estudiantes de secundaria estadounidenses rindieron 12 puntos sobre el promedio de la OCDE en Matemáticas, Lectura y Ciencias, 5 puntos de diferencia más que en el Pisa 2018.

Por otra parte, el sistema educativo norteamericano ya está descentralizado. Los planes de estudio son competencia de estados y autoridades locales que financian con sus impuestos más del 90 % de la educación primaria y secundaria. La financiación federal, un 3.7% del PIB en el 2024, cubre el resto y se dedica al alumnado más vulnerable por discapacidad o baja renta familiar.

En la universidad, los fondos federales alcanzaron el año pasado un 2,4 % del PIB y se distribuyeron entre préstamos estudiantiles e investigación científica, médica y tecnológica, uno de los grandes motores del progreso nacional.

Finalmente en el 2024, Estados Unidos invirtió un 6,1 % de su PIB en educación, un porcentaje por debajo del promedio de la OCDE (6,5 %).

Conclusión: Trump está poniendo en peligro la equidad y el proceso I+D+i universitario y empresarial por ideología, al desatar una ilustración oscura inspirada en el darwinismo social y en el libertarismo, que elimina derechos fundamentales y descapitaliza al país de talento.

Este escenario pretende aprovecharlo Bruselas que ha anunciado 500 millones de euros para atraer a esta fuga de cerebros.

Mientras tanto China tiene otro plan. Como los marcianos vigilantes de la tierra en La guerra de los mundos de Wells, observa a Occidente «aguda y atentamente» desde las cenizas de su revolución cultural. Y ha aprendido a beneficiarse tanto del sistema global de libre comercio diseñado por Norteamérica como de la deslocalización de parte de la producción occidental, para reducir su nivel de pobreza como ningún otro país en la historia.

Su «ilustración» abruma.

En el Pisa 2022 sus estudiantes de secundaria obtuvieron un promedio de 46 puntos más en Matemáticas, Lectura y Ciencias que los de EE.UU. En el 2023, sus universidades alcanzaron los 4.7 millones de graduados en Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, 8 veces más que EE.UU.

Más de un millón de universitarios chinos estudian en el extranjero. Michio Kaku, físico estadounidense, estima que Silicon Valley no existiría sin el visado H-1B, para profesionales extranjeros altamente cualificados, mayoritariamente orientales.

En otras palabras, EE.UU. está compitiendo con China en la carrera tecnológica con el talento alquilado de los estudiantes chinos emigrados. Obviar que el auge de China es el resultado de una mentalidad confuciana que considera la voluntad de aprender, el respeto al conocimiento y la expansión más allá de su muralla milenaria como valores supremos, significa ser tan doctrinario como creer que la democracia es una forma de gobierno débil, enemiga de toda grandeza humana.