Vigila por la propia vida en la cama de un hospital

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OPINIÓN

PACO RODRÍGUEZ

31 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Diabetes y alimentos en el hospital

Mi madre fue operada de un tumor pulmonar en un centro privado de A Coruña. Es diabética insulinodependiente y no tiene páncreas funcional. El día después de la intervención, aún en pleno postoperatorio, su menú del mediodía incluía macarrones, patata asada, pan y pollo. A las pocas horas, su glucosa superó los 600 mg/dL. El sensor daba alarma. La enfermera lo comprobó y dijo que lo iría controlando. No volvió.

Mi madre, recién operada, tuvo que administrarse ella misma la insulina rápida. No se hizo ninguna revisión médica. En la cena, volvieron a traerle un menú incompatible con su situación clínica, con sopa con patata, zanahoria, cebolla caramelizada y manzana asada. Volvimos a avisar. No hubo control ni seguimiento hasta la noche.

Esto no es un error puntual ni una queja sobre el gusto de la comida. Esto es poner en riesgo la vida de una persona vulnerable, que estaba ingresada en un hospital, donde se presume de más medios, más atención y más rigor. Nos sentimos desprotegidos, impotentes y profundamente decepcionados. Hemos presentado una reclamación formal, pero no queremos que esto quede en silencio. Porque lo que pasó con mi madre no debería volver a repetirse. Nadie debería tener que vigilar su propia vida en una cama de hospital. cecilia López. Santiago.

  La necesidad del equilibrio digital 

Cada vez es más habitual ver a adolescentes completamente absorbidos por la pantalla de sus teléfonos móviles. En el transporte público, en las calles o incluso durante los recreos, muchos preferimos pasar el tiempo en TikTok o Instagram antes que conversar entre nosotros. Esta tendencia debería hacernos reflexionar. No se trata de condenar la tecnología, sino de aprender a utilizarla con responsabilidad. El móvil puede ser una herramienta útil, sin embargo, también puede aislarnos si nos olvidamos de mirar a nuestro alrededor. Además, en muchas ocasiones, nos genera ansiedad la necesidad constante de responder, de subir contenido, de aparentar estar bien… Como consecuencia, las relaciones reales, cara a cara, están quedando olvidadas, y esto también afecta negativamente en nuestra salud mental. Por todo esto, crear espacios y momentos sin pantallas, tanto en casa como en el colegio, podría ayudarnos a recuperar algo tan sencillo y valioso como hablar, escuchar y comunicarnos. En resumen, no se trata de prohibir, sino de buscar un equilibrio. A veces, pequeños cambios pueden marcar una gran diferencia. Cora Soliño Veloso.

 Renovación de Lamine Yamal

El fútbol de élite de hoy es mucho más que un espectáculo. Es un negocio potente que proyecta bastante más allá del terreno de juego. Es generador de publicidad, promociones, merchandising… Incluso es una herramienta más de no pocos negocios inmobiliarios, configurando una terna peligrosa de fútbol-construcción-política local, de dudosa reputación en no pocas ocasiones.

La intergaláctica renovación de Lamine Yamal es natural en estas circunstancias. Permítanme, no obstante, que sospeche de tal vertiente. Soy de los que creo en que un club alcanza relieve cuando precisamente hay equipo. No creo que pagar una millonada estratosférica a unas pocas individualidades ayude a sostener la necesaria sintonía. Esas cifras son incluso obscenas socialmente. Enrique López.