Por favor, que no te mate

Ruth Nóvoa de Manuel
Ruth Nóvoa DE REOJO

OPINIÓN

José Manuel Pedrosa | EFE

08 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Pide las cosas por favor. Da las gracias. Lávate las manos antes de ir a la mesa. No comas con la boca abierta. Cepíllate los dientes. La ropa sucia al cubo. Esa cazadora al armario. ¡El zumo, que se le van las vitaminas! Repasa el tema de Historia. Llama a tu amiga que está enferma, por si necesita algo. Pasa a ver a los abuelos. La ropa interior siempre limpia. Los calcetines, jamás con un agujero. Quítate los zapatos al llegar a casa. No grites, por favor. Escucha. Vuelve a tu hora. Pásalo genial, pero con cabeza. Disfruta y cuidadiño. Queda con tu pandilla. Si te preocupa algo, me lo dices. Ponte crema del sol en la cicatriz. Suerte en el examen. A por todas en el partido. Como vaya yo y lo encuentre. A ver quién llora primero. Empieza. Acaba. Ven. Para. Cuidado.

Nos pasamos casi media vida escuchando frases como estas y casi otra media vida pronunciándolas —aunque habíamos jurado que nunca lo haríamos— delante de nuestros hijos.

Podría parecer que esta correlación es una cuestión de nostalgia. No es el caso. Realmente es de pena. Porque es triste que haya consignas que nuestras madres repetían como si fueran oraciones que todavía no han caducado, ni tienen perspectiva de caducar a corto plazo. Ojo con quién vas. Llama al llegar. Mejor coge un taxi. Cuidado por si te echan algo en la copa. Volved todas juntas. Trae las llaves en la mano. Si te lo hace pasar tan mal no es bueno para ti. No dejes que te hable así.

Podría parecer que esta otra correlación es una cuestión de miedo. Quizá sí. Dan pavor todas las frases que pensamos en decirles a nuestras hijas para advertirlas. Por favor, que no te mate. ¿Tendremos que llegar a eso?