¿La política es así? No

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

Gonzalo Fuentes | REUTERS

10 jun 2025 . Actualizado a las 13:06 h.

Quiso el domingo dar ejemplo. El destino estableció una comparación sin querer entre la política y el deporte. Por la mañana se emplearon a fondo en lo de siempre el PP y el PSOE. Dividir al país, golpear al adversario, insultar, zaherir. El PP se dio un homenaje rodeado de sus fieles con una manifestación para pedir unas elecciones que no tocan hasta el 2027, salvo que Sánchez decida anticiparlas. Solo a él le compete esa facultad. Desde luego no le corresponde a una convocatoria de un partido. Pero es que desde el otro bando en esta España dividida, partida por la mitad, contestaron con la misma fealdad desde la plaza Pedro Zerolo, en una reunión más reducida. Fue uno de los ministros más hooligans, Óscar López, el que arremetió contra los populares. No hay reconciliación posible. Vivimos en los extremos. Hasta que por la tarde llegó el deporte. Tuvieron que ser el tenis y el fútbol los que le diesen una vez más ejemplo a una clase política sin clase. Son profesiones distintas, pero ambas exigen sacrificio y gastan una exposición pública tremenda. Lo que horas antes fue destilar odio, en la final histórica del asombroso Alcaraz y la pared Sinner se convirtió en una demostración de que se puede competir sin faltar al rival. Los dos chavales estuvieron exquisitos y eso que el encuentro batió todos los récords. Ni un exabrupto con los nervios al límite. Algo parecido pasó en la final entre España y Portugal. España perdió y supo asumir una derrota que se curró su seleccionador De la Fuente, con uno de esos ataques de entrenador que arruinan un expediente (¿de verdad no hay nadie mejor para el lateral derecho que Mingueza o Porro; es posible convocar a Isco y meterlo sustituyendo a Pedri o no dar un minuto en la final a Dani Olmo, a Cubarsí o a Íñigo?). Perder con Portugal duele menos, nos unen hasta los apagones. Para los gallegos son nuestros hermanos. Estuvo bien que un Yamal fundido físicamente aceptase la derrota, le hará crecer. Los que no aceptan la realidad son los políticos. Es una pena que, además de dedicarle a Alcaraz grandes palabras, Sánchez y Feijoo no se entiendan ni un poco. ¿La política es así? No. Son los líderes los que quieren resucitar los bajos instintos que nos llevaron en el pasado a los peores dramas del siglo XX. ¿Saben lo que hacen? No lo creo. En la final del fútbol solo hubo un momento desagradable. La pequeña tangana que se vivió en la prórroga con amarilla para Nuno Mendes y Álex Baena. En esos segundos nos recordaron a las tanganas eternas de la política. A lo que se vivió por la mañana, con el PP ayusizado. Un poco de espíritu de lucha sin utilizar las palabras como navajas, como el que exhibieron Alcaraz y Sinner, vendría muy bien. Pero la política está instalada, para nuestro desastre, en la nauseabunda reacción de las redes sociales al fallo de Morata en el penalti. En esa reacción contra un humano que erraba en una lotería volvía a tomar el mando la España a palos de la política. Un lugar al que al rival no se le perdona una. Se le odia solo por ser rival. Así no se puede construir nada, solo destruir.