Pedro pasa al ataque: ¿es creíble?

César Casal González
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OPINIÓN

Nacho Doce | REUTERS

17 jun 2025 . Actualizado a las 13:30 h.

Así fue su intervención. Pedro Sánchez compareció tras una larga ejecutiva socialista y pasó claramente al ataque. Tras escucharlo, lo relevante es si los socios de su compleja mayoría le apoyarán o no. No hay otra cuestión ahora en juego tras quedar evidente que ni Sánchez se va a someter a una cuestión de confianza (miedo a que los números no le den), ni va a adelantar elecciones ni, por supuesto, a dimitir. Tampoco Feijoo se atreverá con una moción de censura, con la que solo puede volver a perder, como cuando se presentó propuesto por el rey a la fallida investidura.

¿Es creíble este Pedro Sánchez que saca la espada? No hay duda. Es el terreno en el que se crece, en el de las dificultades imposibles. En el fondo solo necesita ganar tiempo y convencer a los que ya parecía que no iba a ser capaz de juntar en el apoyo a ese membrete de su gabinete que tanta satisfacción le da repetir en voz alta: el Gobierno de coalición progresista. Tanto lo reiteró que hasta dijo que era el único de Europa que quedaba en pie, o de la Unión Europea. En el Reino Unido están los laboristas. Y en la UE también hay gobiernos de izquierda, pero Sánchez debía de estar hablando a lo grande y haciendo referencia solo a las economías más relevantes de Europa. Solo España esquiva la ola populista. Debe ser que en Italia, en Alemania, en Francia o en Portugal resulta imposible vivir.

Primer paso, pues, convencer y reunir a los que cuesta ver juntos. A Bildu con Junts, por ejemplo. Al Bloque con Coalición Canaria. Lo consiguió para su investidura y lo volvió a lograr algunas veces. También perdió muchas votaciones,. La clave esta vez para llegar a su adorado 2027, del que no se va a apear, es que logre que vuelvan a creer en él y sobre todo que saque adelante unos presupuestos para no hundir al país del todo. Además, Sánchez sabe que los presupuestos pueden ser la golosina más apetecible para todos los partidos que lo sujetan. En una ley de presupuestos se pueden incluir todavía más promesas de las que ya les ha satisfecho o de las que esperan su turno. Así puede calmar hasta al lendakari Pradales.

Segundo paso, si Sumar y todos los demás tuercen su brazo y tapan la nariz (Podemos parece que no lo va a hacer, pero veremos), ya tiene el tiempo necesario para asentar lo que fue el segundo gran eje de su discurso de ayer: España es un gran país y yo soy el capitán del único Gobierno progresista que queda y no puedo permitir que el señor Feijoo, la peor oposición de la historia de la democracia, y el señor Abascal, acaben con una alianza reaccionaria con mis logros sociales. No dejó nada fuera. Llegó a decir que muchos españoles alcanzaban el fin de mes gracias a sus ayudas sociales. En ese mantra de continuar con el Gobierno de progreso frente al desembarco de la derecha y de los ultras le pueden seguir acompañando todos los que lo hacen ahora, a cambio de prebendas. Hasta citó las pensiones como los derechos con los que acabarían Feijoo y Abascal. En algo sí tuvo razón. A Feijoo le sobra Mazón.

Ayer, Sánchez solo anticipó los palos que le quedan por recibir al líder del PP. Él, de momento, aspira a resistir la sangría de los audios.