Lo que yo hoy quiero contar aquí es un asunto de salud que me tiene profundamente preocupado. Se trata de una enfermedad viral, una pandemia, de la que la OMS no parece haber tenido conocimiento, pero que podemos observar en nuestro día a día, cuando vemos un partido de fútbol por televisión. Se trata de una parálisis repentina de las extremidades inferiores que hace que los jugadores se desplomen cuando están disputando un balón a un contrario. Es como la muerte súbita, pero sin sus dramáticas consecuencias. Parece que la zona de riesgo para semejante ataque se circunscribe a la cercanía de las áreas, pero también puede ocurrir en cualquier otro lugar del campo. Es un bloqueo de los músculos gemelos, que les impide dar un pequeño paso hacia delante cuando la inercia lo requiere, por lo que caen espectacularmente desplomados. Debe de ser una situación muy humillante, porque los jugadores gimen y se revuelven avergonzados. Eso sí, apenas dura unos segundos, y en cuanto alguien cercano emite un sonido intenso y agudo la pierna se relaja y el dolor desaparece. Luego, para consolar al paciente, se le devuelve el balón y se deja que lo juegue, haciéndole sitio entre sus contrincantes. A veces el jugador tira a la portería contraría y mete gol. Es entonces que muestra al público, dando saltos y haciendo cabriolas, su total recuperación, y todos, una vez más, respiramos aliviados. Pero, ojo, la enfermedad sigue latente.