Irán como nuevo escenario del conflicto global
OPINIÓN

El pasado 13 de junio, Israel inició una ofensiva militar contra Irán con una serie de bombardeos dirigidos tanto a instalaciones nucleares como a altos mandos de los cuerpos de la Guardia Revolucionaria iraní. Desde entonces, ambos países han intercambiado ataques en una escalada bélica que ha dejado ciudades gravemente dañadas y miles de civiles desplazados. Pero, sobre todo, ha encendido las alarmas de la comunidad internacional al ir involucrando progresivamente a potencias globales que, lejos de contener el conflicto, parecen estar alimentándolo.
Esta espiral bélica ascendió dramáticamente el pasado sábado, cuando Estados Unidos se sumó a la guerra y llevó a cabo una serie de bombardeos en instalaciones nucleares estratégicas de Irán. Las reacciones no se hicieron esperar: el secretario general de la ONU, junto con Rusia, China y varios países árabes, condenaron la ofensiva, mientras que la mayoría de los gobiernos europeos optaron por una postura más cautelosa, limitándose a pedir una vuelta urgente a la vía diplomática. Resulta especialmente preocupante que estos bombardeos se produjeran en pleno proceso de negociaciones activas entre Estados Unidos e Irán, lo que pone de manifiesto la fragilidad e imprevisibilidad de la esfera internacional actual.
El riesgo de una escalada regional es cada vez mayor. Diversos grupos armados chiíes procedentes de Irak, Siria y Líbano han comenzado a movilizarse, considerando el ataque a Irán como una agresión directa a su influencia en la región. En Yemen, los hutíes han amenazado con atacar posiciones estadounidenses, mientras que Irán ha advertido que podría ampliar sus bombardeos a bases militares y a embarcaciones de Estados Unidos. Además, el parlamento iraní ha aprobado el cierre del estrecho de Ormuz, paso clave para casi un tercio del petróleo mundial. Todo ello podría desembocar no solo en una guerra regional a gran escala, sino también en una crisis económica global.
De hecho, ya son varios los expertos que están hablando de las similitudes entre el escenario actual y el inmediatamente anterior a las anteriores guerras mundiales: un mundo en creciente multipolaridad, una guerra abierta en Europa convertida en una proxy war y una tensión creciente en Oriente Medio. Sin embargo, probablemente el factor fundamental es la creciente militarización, tanto en términos materiales como en discursivos.
Por supuesto, es demasiado pronto para saber hasta dónde puede escalar el actual enfrentamiento entre Estados Unidos, Israel e Irán, pero resulta evidente que tiene el potencial de agravar aún más un escenario internacional ya deteriorado y desencadenar una vorágine de conflictos a escala internacional. La historia, aunque no se repite, ofrece patrones que conviene recordar para advertirnos de los riesgos de las decisiones del presente.