
Una cadena de radio publicó hace un tiempo en su web unas declaraciones que una actriz acababa de hacer ante sus micrófonos: «Trump y Biden son dos deshechos de la humanidad». De ahí lo recogieron algunos otros medios. Los más avisados convirtieron los deshechos en desechos, pero otros los mantuvieron en aquel estado. Cayeron en el error de escribir una palabra con la grafía de otra que se pronuncia igual. Porque deshecho es el participio del verbo deshacer (‘descomponer, destrozar’), mientras que desecho es un sustantivo con el que se nombra el residuo de algo, lo que se desecha, la basura.
Se dice que una palabra es homófona de otra cuando ambas ambas suenan igual pero tienen significados diferentes, como vista ‘sentido corporal’ y vista ‘empleado de aduanas’. Y a veces también se escriben de distinta manera, como vaya, del verbo ir; baya, un tipo de fruto, y valla, la empalizada o cerca; barón, un título nobiliario, y varón ‘hombre’; o hasta, preposición, y asta ‘cuerno’. Y ahí es cuando aparece el riesgo de error. Este lo comete quien está errado, que es el que se equivoca, pues los únicos herrados hoy son los animales a los que ponen herraduras. Antaño también eran herrados los esclavos y los delincuentes a los que se marcaba con hierro caliente para dejar patente su condición o como castigo.
La pronunciación relajada amplía el catálogo de voces homófonas. Valgan como ejemplo adición y adicción, que muchas personas pronuncian igual, como si la segunda también tuviese una sola c. El problema surge cuando la confusión se traslada a lo escrito y, por ejemplo, se convierten las adiciones (agregaciones o sumas) en adicciones, que son lo que sufren las personas con dependencia de sustancias como el alcohol o las drogas, o de cosas como el teléfono móvil.
Una confusión muy frecuente es la del infinitivo haber con la expresión a ver, que se pronuncia igual. A ver si nos aclaramos. ¿O haber si nos aclaramos? Con el sentido que aquí se les da debe escribirse a ver, la preposición a seguida del infinitivo ver. Últimamente, los españoles viven en vilo por la crisis política. A ver en qué acaba este lío.