Bidones radiactivos

Manuel Luis Casalderrey
Manuel-Luis Casalderrey RINCÓN ABIERTO

OPINIÓN

GREENPEACE | EUROPAPRESS

09 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Como habrán visto, en los medios de comunicación, hay una expedición científica francesa (también lleva personal español) que está explorando el Atlántico nororiental a la búsqueda de bidones, con contenidos radiactivos de baja y media intensidad, que fueron arrojados al mar entre 1950 y 1990 y se encuentran a unos 1000 kilómetros de las costas gallegas y a 4.500 metros de profundidad. Se calcula que habrá unos 200.000 bidones.

La expedición se realiza desde el buque francés L’Atalante, que lleva el submarino Uly X. Se pretende estudiar el estado de los bidones, la radiactividad en la zona y las posibles alteraciones de la fauna marina.

No sé a quien se le ocurrió lanzar los bidones, con material radiactivo, al fondo del mar. Supondrían que, a esas profundidades, aunque se rompiese la envuelta metálica de los bidones y se saliese parte del contenido, tardaría mucho tiempo en llegar a la superficie.

Los primeros datos indican que los bidones están en buen estado y que no se ha detectado radiactividad en la zona, pero sigue siendo una mala idea lanzar los bidones al mar. Lo lógico sería almacenarlos en cementerios radiactivos, situados en cuevas, minas abandonadas y otros lugares, en donde se podrían supervisar continuamente con detectores adecuados y actuar rápidamente en caso necesario.

Para la revisión en fosas marinas se necesita un costoso equipo y ha de hacerse, necesariamente, en períodos dilatados en el tiempo.

En España se almacenan residuos radiactivos en El Cabril de Hornachuelos, en la provincia de Córdoba.