¿Hacia dónde va la investigación en Galicia?

Amparo Alonso
amparo alonso betanzos CATEDRÁTICA DE CIENCIAS DE LA COMPUTACIÓN E INTELIGENCIA ARTIFICIAL DE LA UNIVERSIDADE DA CORUÑA

OPINIÓN

XOAN A. SOLER

25 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Galicia, tierra de enigmas y paisajes mágicos, guarda una faceta menos conocida pero profundamente arraigada: la investigación. Quienes nos dedicamos a ella en nuestras universidades, centros tecnológicos y hospitales reflejamos ese espíritu gallego: perseverante, creativo, crítico y capaz de construir conocimiento, a menudo con más pasión que recursos. Investigamos más de lo que se percibe, y a veces con menos de lo que necesitaríamos.

En Galicia se genera conocimiento en las áreas que marcan la agenda global del siglo XXI: inteligencia artificial, comunicación cuántica, biomedicina, medicina personalizada, cambio climático o sostenibilidad. No es una aspiración, es una realidad. Uno de los últimos números de la prestigiosa revista Nature destacaba la excelencia de los grupos gallegos en las tres primeras áreas. Nuestra investigación tiene raíces ancladas en lo que somos y en lo que nos rodea. El mar, el monte, nuestra lengua y nuestro tejido industrial no son solo paisajes, sino laboratorios naturales. Así, somos referentes en envejecimiento saludable, medicina personalizada, biotecnología aplicada a la salud, biotecnología azul, ciencias marinas, agroalimentación y gestión forestal sostenible, y sabemos convertir nuestras «debilidades» (como envejecimiento o desafíos de sostenibilidad) en oportunidades de innovación. No es menor el auge de sectores tecnológicos clave, como la IA, donde no nos limitamos a replicar; apostamos por una IA frugal y sostenible, explicable y responsable, y por el desarrollo de tecnologías del lenguaje natural que explotan la riqueza de nuestro propio idioma. También somos referente en aplicaciones de la IA a la salud, la educación o el patrimonio. Esa capacidad para convertir lo específico en universal, lo local en valor global, es muy nuestra. Y nuestra curiosidad nos lleva a ser referentes también en tecnologías emergentes como la comunicación cuántica o la tecnología para la automoción. De norte a sur y de este a oeste, nuestros investigadores están redefiniendo nuestro papel en el mapa de la innovación.

El camino no está exento de obstáculos que nos lastran: financiación insuficiente, burocracia asfixiante, precariedad y falta de estabilidad en la carrera investigadora con consecuente fuga de talento y escasez de políticas a largo plazo. Se necesita una mayor inversión de las empresas en investigación y una conexión más estrecha entre la academia y la industria, crucial para que el conocimiento generado se traduzca en innovación y empleo.

En la balanza, algunos datos esperanzadores: Galicia fue la comunidad con mayor aumento de inversión interna en I+D+i en el 2023, duplicando la subida media nacional. Sin embargo, seguimos por debajo de la media española, liderada por el País Vasco, Madrid, Cataluña y Navarra. Ocupamos la 7.ª posición en inversión autonómica, pero escalamos al 6.º puesto en captación de financiación en las actividades de Horizonte Europa. Pese a los esfuerzos de financiación autonómica para grupos de investigación y atracción de talento, el saldo humano es preocupante: cada año, más graduados y doctores formados aquí abandonan nuestra comunidad, seducidos por mejores salarios y mayor estabilidad. El Sistema Universitario Gallego tiene la comunidad académica más envejecida de España (52,31 años de media frente a 49,39). El relevo generacional está en riesgo.

La investigación gallega es un espejo de nuestra gente: discreta pero tenaz, creativa, metódica, conectada con su entorno. No hace ruido, pero avanza. Necesitamos estabilidad estructural, más apoyo a la transferencia y acabar con la precariedad contractual. Tenemos que apostar decididamente por nuestro talento, y reconocer a la investigación como una herramienta crítica para nuestro futuro.