La aventura que le espera a la generación IA

Susana Quintás
Susana Quintás CONSEJERA INDEPENDIENTE. COAUTORA DE «CÓMO TRANSFORMAR DESDE EL CONSEJO»

OPINIÓN

udc.Imagen de la UDC
Imagen de la UDC MARCOS MÍGUEZ

27 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Julio aún resuena con la euforia académica. Hace apenas unas semanas, las becas (la banda de tela que cruza el pecho y distingue la especialidad del graduado) llenaron los claustros y, para mí, este año fue especialmente emotivo. Después de que la pandemia nos robase la graduación del colegio, por fin asistimos a la ceremonia universitaria de mi hija.

El padrino de su promoción, Paco Salcedo, consejero delegado de Microsoft, recordó que esta será la primera generación auténticamente IA. Su mensaje, entre la emoción y la estrategia, dejó claro que el mundo del trabajo acaba de cambiar de fase. Pero además, le puso nombre a este futuro inmediato: la empresa frontera. Y no, no hablaba del Oeste ni de indios y vaqueros, sino de compañías construidas en torno a la IA y con equipos mixtos de humanos y agentes IA.

Ruptura total con el pasado. Por primera vez, el talento no depende del número de empleados ni de sus años de experiencia: la inteligencia se adquiere como la electricidad, abundante y escalable. Según Microsoft, el 82 % de los ejecutivos cuentan con incorporar agentes digitales en los próximos 12-18 meses para mejorar la productividad.

Antes de que nadie se lleve las manos a la cabeza pensando que, finalmente, se ha cumplido, que los robots están aquí para dejarnos sin trabajo, una primera noticia: los que hoy son jóvenes graduados serán «jefes» antes de lo que pensaban, pero su equipo no será humano. Nace un nuevo rol, el jefe de agente y una nueva relación, la humano-máquina. ¿Cuántos agentes requiere cada tarea y cuántos humanos se necesitan para guiarlos? Habrá contextos —una decisión financiera compleja, un siniestro de alto riesgo— donde el factor humano siga siendo irrenunciable. Saber identificar esos límites definirá el éxito.

2025 puede ser recordado como el año en que las empresas dejaron de experimentar y empezaron a reconstruirse alrededor de la IA.

¿Qué significa todo esto para Galicia y sus recién graduados? Primero, nuestra tierra, tan acostumbrada a exportar talento, puede atraerlo si abraza la economía de agentes. Una pyme de Bergantiños puede jugar en la misma liga que un gigante de Seattle. Segundo, la elección de A Coruña como sede de la Agencia Española de Supervisión de la Inteligencia Artificial (Aesia) posiciona a Galicia en el epicentro de la regulación y la innovación, atrayendo inversión y empleo cualificado. Tercero, que las universidades han de moverse: formar jefes de agente exige fusionar humanidades, datos y ética tanto como lenguajes de programación. Y cuarto, que la Administración autonómica tiene la oportunidad de facilitar la innovación sin ahogarla.

Cuando vi a mi hija subir al escenario comprendí que celebrábamos algo más que un título: despedíamos la era en que un único aprendizaje servía para toda la vida. El nuevo viaje se hará en equipos híbridos, donde el liderazgo humano trace el rumbo y los agentes proporcionen el motor. Bienvenida, generación IA: el futuro ya ruge bajo vuestras alas y espera que lo pilotéis con valentía, propósito y acento gallego.