Datos en tiempo real, algoritmos y mapas: tecnología geoespacial en la lucha contra los incendios forestales
OPINIÓN
Cada verano, el fuego pone a prueba la capacidad de reacción de nuestros servicios de emergencias. Sequías extremas, temperaturas récord, acumulación de combustible vegetal, incendios provocados o simplemente descuidos humanos convierten cada chispa en una amenaza para nuestros bosques, infraestructuras y ciudadanos. La magnitud de los incendios forestales actuales nos exige ir más allá de las herramientas tradicionales, empezando por el dato y la capacidad de transformarlo en decisiones rápidas y precisas.
Distintas comunidades autónomas llevan años utilizando nuestra tecnología para las distintas fases del incendio, tanto a nivel de prevención, como de extinción y recuperación del terreno. Este es el caso, entre otras, de Galicia, Castilla-La Mancha, Andalucía, Castilla y León o Cataluña, siendo Galicia una de las más avanzadas tecnológicamente. Este salto tecnológico permite abordar el incendio en todas sus fases, atajando rápidamente los conatos, controlando los incendios declarados con más facilidad y permitiendo recuperar las zonas afectadas en menor tiempo.
En todas estas fases, la tecnología geoespacial ha avanzado muchísimo en los últimos años. En la fase de prevención, cada vez más importante, ya no dependemos solo de patrullas y vigilancia visual, sino de un análisis masivo de datos que integra información de satélites, drones, sensores meteorológicos, cámaras con IA incorporada, series de datos históricos y reportes ciudadanos. Modelos predictivos identifican acumulaciones de combustible, simulan la propagación según el tipo de vegetación y su combustibilidad, la topografía y el viento, y generan escenarios de riesgo a escala métrica. Gracias al deep learning, procesamos millones de píxeles térmicos y ópticos para detectar patrones invisibles: variaciones de luminosidad o microaumentos de temperatura que anticipan un posible foco.
En la fase de respuesta, la clave está en realizar una detección temprana, lo que resulta decisivo para la evolución del incendio. La detección de humos con torres, cámaras de vigilancia, sensores térmicos de largo alcance o drones multiespectrales, que transmiten datos georreferenciados en tiempo real y se integran en el sistema en cuadros de mando y control, ayudan a localizar los conatos en los primeros instantes, algo vital para el desarrollo posterior.
Una vez declarado el incendio, mantener una coordinación milimétrica entre operativos es clave. Asimismo, sistemas tácticos de mando y control para la coordinación de operaciones y equipos son fundamentales para la gestión de cualquier incidente. La «imagen operativa común» permite que todos los actores (centro de coordinación, puestos de mando avanzados, pilotos, brigadas, logística, sanitarios…) actúen sincronizados, algo que es fundamental cuando un cambio repentino del viento puede reconfigurar el incendio en cuestión de minutos y poner en peligro la vida de los efectivos implicados en la operación.
En este sentido, la inteligencia artificial y los datos en tiempo real facilitan decisiones inmediatas. Algoritmos entrenados con datos históricos calculan la evolución del fuego y recomiendan acciones: abrir cortafuegos, reubicar recursos o iniciar evacuaciones antes de que el peligro sea visible. El procesamiento y redistribución en segundos multiplica la eficacia operativa.
Los GIS también son esenciales en la fase de recuperación. Una vez finalizado el incendio se procesan los datos de la emergencia (rutas, intensidad térmica, velocidad de propagación), junto con nuevas imágenes satelitales y de drones, para calcular la superficie quemada con precisión centimétrica y de forma casi inmediata. Los modelos ambientales estiman la erosión, el impacto en acuíferos y la pérdida de biodiversidad, ayudando a priorizar las reforestaciones y a mejorar los planes preventivos.
La experiencia de Esri en la gestión de estas u otras emergencias nos demuestra que una de las claves está en desarrollar soluciones que permitan disponer de datos precisos en el momento adecuado. La tecnología geoespacial no dibuja solo un mapa: crea un mapa de decisiones. En escenarios de emergencias cambiantes que exigen una reacción inmediata, como es el caso de los incendios forestales, esa capacidad de transformar datos en acciones rápidas es determinante para contener el fuego y proteger nuestro futuro.