El amigo imaginario

Luis Ferrer i Balsebre
Luis Ferrer i Balsebre EL TONEL DE DIÓGENES

OPINIÓN

Dado Ruvic | REUTERS

15 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Un amigo imaginario es un compañero ficticio que algunos niños crean para interactuar, jugar y compartir sus pensamientos y sentimientos. Este amigo puede tener diversas formas: puede ser otro niño, un animal, un personaje de fantasía o incluso un objeto que cobra vida a través de la imaginación del niño.

Tener un amigo imaginario es algo completamente normal y saludable del desarrollo infantil que suele aparecer entre los 2 y los 8 años. Las razones por las que surgen son variadas, desde el fomento de la imaginación o la expresión de emociones que aún no saben comunicar directamente, también como compañía en niños que pasan mucho tiempo solos, o como ayuda para resolver pequeñas angustias o dificultades interactuando con ellos.

La creación de un amigo imaginario es una etapa evolutiva que se desvanece naturalmente con el tiempo, especialmente a medida que el niño madura y desarrolla la diferenciación entre fantasía y realidad.

El amigo imaginario suele desaparecer unos tres años después de su aparición, aunque se considera normal su permanencia hasta los 10-11 años.

En estas edades, los amigos imaginarios aparecen porque los niños aún no diferencian bien la ficción de la realidad. El pensamiento de los niños en esta edad es egocéntrico, subjetivo y mágico.

El amigo imaginario es un amigo que realmente no existe, pero que el sujeto vivencia como si fuera real e interactúa con él desde esa fantasía.

Hace tiempo que psiquiatras, psicólogos y sociólogos llevamos señalando que en el mundo se ha producido una progresiva infantilización del adulto y, al mismo tiempo, una adultización del niño, una vez que ambos acceden a toda la información a través de internet. Afortunadamente, parece que los poderes públicos empiezan a regular el uso y abuso de internet a edades tempranas.

Este proceso de infantilización/adultización se observa claramente en los llamados «creadores de contenido» y las plataformas como TikTok e Instagram. El mundo de las pantallas ha creado una realidad paralela donde a veces es difícil distinguir entre realidad y ficción sin adecuarse a la edad y desarrollo psíquico de los usuarios.

En esta lógica, no es de extrañar que últimamente prolifere un fenómeno que hasta ahora pertenecían en exclusiva al mundo infantil como es el del amigo imaginario.

Cada vez más gente de todas las edades establece una relación análoga a la de un amigo imaginario con la inteligencia artificial. No son pocos los que desahogan sus emociones con ChatGPT, construyendo una relación deliroide donde la frontera entre fantasía y realidad se confunden, otorgando a la IA una personalidad propia con la que establecen una relación emocional.

Confiemos en que los responsables de regular esta potente herramienta tomen medidas antes de que los amigos invisibles sean una epidemia a combatir.

Tarde, como casi siempre.