
Tengo en mi despacho el original, pintado por Fernando Pagola, de una portada de la revista Nuestro Tiempo que se titulaba El circo de la política. La miro y pienso en la rueda de prensa de Trump sobre autismo, Tylenol y otras drogas. Asunto grave, porque si en los ochenta nacía con autismo uno de cada mil niños, ahora andan allí por uno de cada 30. Muchos periodistas la han desautorizado limitándose a repetir una mentira: que Trump recomendó la lejía para tratar el covid. Los gurús de la comunicación saben que funciona así, por eso me ha extrañado que los Macron hayan demandado a una youtuber americana por decir que la señora es en realidad un señor. Parece que Brigitte pretende demostrar lo contrario, como si esa carga le correspondiera a ella en vez de a la youtuber. El juicio servirá para que más gente se entere y para dejar fijada para la posteridad la duda sobre la identidad de la mujer del presidente francés, demuestre ella lo que demuestre. Ignoro qué interés puede tener en tal cosa, ignoro incluso por qué es noticia, cuando apenas nadie se había hecho eco durante la emisión de los vídeos. Pero así es el circo de la política. Una flotilla navegando escoltada por un buque de guerra español que nada podrá hacer más que gastar nuestro dinero y, quizá, arriesgar la vida de la tripulación y enfadar a media Armada. Siempre el más difícil todavía, como el del secretario de Defensa americano que convoca a sus generales en Quantico, por si alguien quiere descabezar de un solo golpe aquel ejército. ¡Pasen y vean una semana del espectáculo más grande del mundo! Mientras Putin y el chino planean por decenas sus siguientes cumpleaños. En aquella portada había un payaso.