Les suena la música de todos estos estribillos. Es fascinante. Ahí van: «Un Gobierno sin cuentas es tan útil como un coche sin gasolina». «Vivir de la prórroga es prorrogar los problemas de la gente». «La reflexión que deberíamos compartir, y que debería hacerse el presidente, es que un Gobierno que no tiene Presupuestos es un Gobierno que no puede gobernar, que no puede hacer nada». «Le exijo a @marianorajoy que presente ya los Presupuestos Generales del Estado y que si no puede contar con una mayoría parlamentaria para aprobarlos, convoque a los españoles a las urnas para que se pueda construir una mayoría distinta». No se vayan todavía. Hay más. Y de todas las épocas: «Tanto el PP como Cs tienen que poner a un lado sus diferencias, más electoralistas que ideológicas, y decir si va a haber o no Presupuestos. Si no son capaces, que dejen que los españoles acudan a las urnas para permitir que otra mayoría resuelva los problemas de la ciudadanía». «Si Rajoy no aprueba los Presupuestos y no anticipa las elecciones, lo que le exigiremos es que, por obligación con la ciudadanía de este país y por responsabilidad constitucional, tendrá que someterse a una cuestión de confianza». Y uno más corto y contundente de cierre, al más puro estilo Sánchez: «O Presupuestos o elecciones». El político de más larga duración en uno de los momentos más convulsos desde la santa transición es el político amnésico por excelencia. El político que puede con la mochila de su hemeroteca sin sonrojarse. El político que es capaz de explicar que, como humano que es, aunque está al mando, es capaz de cambiar de opinión. No es una veleta, como le acusan, los más suaves. Solo cambian las circunstancias, y él varía su posición.
No le falta razón. ¿Quién no ha cambiado de casi todo? Los años nos devoran. Los criterios varían. Los compañeros de viaje desaparecen. Solo no se cambia de equipo de fútbol. Lo demás es hojarasca. Pero hoy la Constitución, que no es un texto menor, dice muy claro, como recuerda mi compañero en La Voz Gonzalo Bareño, en estas mismas páginas, que el Gobierno tiene que presentar Presupuestos del Estado. Lo debe intentar incluso en el caso de que no tenga mayoría. Sánchez y su equipo de guionistas ya tienen respuesta también para esta nueva prórroga de la prórroga. Las cuentas no hacen falta porque la economía española va bien. Va mejor que muchas de las europeas. Estamos en un período de estabilidad y en este contexto volver a prorrogar es como una mota de polvo en un ojo. Se lava uno la cara y a seguir adelante. Lo que no valía para Rajoy es perfecto para Sánchez. La política es así. No se extrañen.
Lo mejor de que sigamos avanzando con unos presupuestos que respondían a otra situación económica es que estos son nada menos que los del 2022, cuando Sánchez ni siquiera gobernaba con Sumar. Lo hacía con Unidas Podemos, justo los que hoy son los mayores rivales de su fiel vicepresidenta Yolanda Díaz. En Francia ya han caído primeros ministros por no tener cuentas. Aquí vale todo hasta que Junts mande parar.