Es tan importante saber renunciar como saber ganar o permanecer. Evencio Ferrero no se va para desaparecer. Se va para dejar espacio. El mejor acierto de un líder es saber cómo marchar. En el momento justo y de la forma adecuada. Y ya es difícil hacerlo entre lágrimas y abrazos de sus compañeros y algunos vecinos. Lo consiguió. Deja la alcaldía de Carballo sin escándalos, sin derrotas y sin tragedias. Su mensaje es de esperanza. Entiende que es el final de su ciclo y que la política local es un servicio, no un trono. Fue regidor del BNG, pero consiguió muchos votos de quienes no comulgan con su ideología. Su talante, su comportamiento ético, su responsabilidad y, por qué no decirlo, su amor por Carballo, lo han llevado a tener siempre los pies sobre la tierra y la mirada en el futuro. La capital de Bergantiños vivió 22 años de pax evenciana, de transformación para mejor, de una política local sin algaradas, sin estridencias y siempre con el desarrollo de su pueblo en el horizonte, con aciertos y errores, como todos. Un Carballo de los ciudadanos con el que se ha ganado el respeto de sus correligionarios y de sus rivales en las urnas. Su legado está a la vista. El listón queda muy alto.