La esperanza

Luis Ferrer i Balsebre
Luis Ferrer I Balsebre EL TONEL DE DIÓGENES

OPINIÓN

Ramadan Abed | REUTERS

12 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

La mitología narra historias que ayudan a entender y dar explicación al mundo; un mundo incierto, cruel, imprevisible y sin sentido alguno que no sea trascendental. Estas características de nuestro hábitat hacen que todos suframos de angustia, que es el miedo a «no saber qué», la tensa espera de algo malo que puede ocurrir.

Una cosa es el miedo y otra la angustia. El miedo es miedo a algo concreto y tangible frente al cual tenemos un margen de lucha. La angustia es un pánico a todo y a nada en concreto que nos paraliza, porque no hay a quien atacar o de qué defenderse.

Esta época es un tiempo de angustia y miedos de origen humano, lejos de las catástrofes naturales o los agentes infecciosos, que hemos construido entre todos a partir de las emociones. La curiosidad, la envidia, el poder, la avaricia, el honor y todos los pecados veniales y mortales que describen las religiones y que llevan al ser humano a su autodestrucción. Frente a la angustia y los miedos, solo cabe la esperanza.

El mito de Pandora (la primera mujer, según la mitología griega) cuenta que fue creada por Hefesto, dios de la fragua, por encargo de Zeus, que quería castigar a su hijo Prometeo por haber entregado el fuego sagrado a los hombres. Pretendía obsequiársela como regalo a su hijo, quien, sabedor de cómo se las gastaban en el Olimpo, la rechazó y acabó casándose con su hermano Epimeto, a pesar de las advertencias desesperadas de Prometeo. Como regalo de bodas, les entregó una hermosa caja que no deberían abrir por nada del mundo.

Con el tiempo, la curiosidad (tentación) de Pandora pudo más que la advertencia y abrió la caja liberando todos los sufrimientos y males del mundo. En el fondo de la caja solo quedó la esperanza, el único remedio contra el horror desatado.

El mito de Pandora es análogo al de Eva en la religión judeocristiana, y de Adán y Hawwa (Eva) del Islam. Comer del árbol prohibido del conocimiento, del bien y del mal, nos llevó a la expulsión del paraíso condenándonos al trabajo, al dolor y la mortalidad. A diferencia de Pandora, la transgresión de Eva no dejó ningún elemento de redención. Para el Islam, Adán y Hawwa fueron perdonados por Dios tras su arrepentimiento.

Después de todos los horrores desatados en el conflicto palestino-israelí y la búsqueda de remedios posibles —flotilla de las vanidades incluida—, ha vuelto a ser la esperanza la única que abre una luz.

Y a pesar de todas las críticas que se le pueden hacer a un tipo como Donald Trump, habrá que reconocerle, si no el Nobel de la Paz, al menos el Balón de Oro.