Autónomos: un sablazo injustificado
OPINIÓN
El Gobierno de España ha vuelto a demostrar un profundo desconocimiento de la realidad diaria del trabajo autónomo, lanzando una propuesta de subida de cotizaciones para el período 2026-2028 que no es más que un nuevo y desproporcionado sablazo a los casi 3,5 millones de personas que integran este colectivo en España. Este planteamiento, que prevé incrementos que podrían alcanzar hasta el 105 % en el 2028 en algunos tramos, tiene un único y lamentable fin: recaudar 6.000 millones de euros para un Gobierno que ni siquiera ha sido capaz de presentar Presupuestos en los últimos tres años. Es pura y dura voracidad fiscal.
Hablamos de una subida de hasta 200 euros al año para quienes facturan apenas 3.000 euros anuales, y de incrementos de más de 7.000 euros al año para los tramos más altos. Esto, sin duda, contradice el propio espíritu de la norma aprobada en 2022, que inspiró la reforma con el principio de que quien gane más pague más y quien gane menos pague menos.
Con esta ocurrencia, que pretende blindar el modelo durante seis años sin tener en cuenta la evolución real de la economía, pagarán más todos los autónomos, incluso aquellos que apenas sobreviven.
Es asombroso que en un momento donde los autónomos y las pequeñas empresas llevan dos años destruyendo empleo, ahogados por la burocracia, el incremento de costes de toda índole, la subida de la inflación y la caída del consumo… se plantee una medida que no hace sino lastrar la competitividad y la supervivencia de miles de negocios. La respuesta del Ejecutivo es, además, de una enorme soledad. A las pocas horas de presentarse, se quedaron solos, con el arco parlamentario, incluidos sus propios socios de Gobierno, dando un paso al frente contra la propuesta.
La premisa de la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA) es clara e innegociable: no se puede exigir más sin dar algo a cambio. Si vamos a cotizar igual o más que los asalariados, debemos tener la misma protección.
Sin embargo, el Gobierno nos viene con «mejoras» cosméticas como la flexibilización de requisitos para el cese de actividad, pero la realidad es que nadie cierra un negocio para recibir una prestación de 600 euros. Queremos el reconocimiento automático cuando el cese sea definitivo. En esta negociación, además, se han ignorado deliberadamente mejoras esenciales que ya hemos solicitado, como la integración de lagunas de cotización, la mejora de la conciliación y permisos de lactancia, los permisos retribuidos por fallecimiento de un familiar, o la solución a los errores de regularización de 2023.
Mientras a los asalariados se les fijan las bases anualmente en función del contexto económico en los Presupuestos Generales del Estado, a nosotros se nos pretende aplicar un corsé ciego durante seis años. No vamos a ceder. Y no vamos a parar de repetirlo: no vamos a pagar más por nada. El Gobierno debe rectificar su propuesta y volver a la mesa de negociación, donde cualquier cambio en las cuotas debe ir unido a un incremento real y efectivo de nuestros derechos. Porque no se puede pedir al autónomo que cotice como un Ferrari y que reciba prestaciones de un Panda.