
En un abrir y cerrar de la raya de los ojos hemos pasado de la aritmética parlamentaria a la cosmética parlamentaria. En España se hacen apuestas sobre la cantidad de maquillaje que Donde Dije Pedro aplica sobre sus resilientes pómulos o acerca del color con el que amanecerá la cabellera de Alberto Núñez. La cosmética también ha colonizado las instituciones europeas, donde se gobierna lo justito, pero que no se diga que no se lleva a cabo con cierto aliño. Lo de menos es lo que se haga, la clave es el aspecto con el que uno acabe viralizado en TikTok o en Instagram. Por culpa de este espejito, espejito es difícil distinguir si esta foto está hecha en la sede del Parlamento Europeo o en la casa de Dubravka Suica, de ocupación comisaria europea para el Mediterráneo, volcada en el arte del cepillado instantes antes de un debate sobre «el reciente acuerdo de paz en Oriente Medio y el papel de la UE». Papel. Más atinado sería decir papelón. Como para no tirarse de los pelos.