¿Para qué el teléfono en el ataúd?

Manuel Mandianes ANTROPÓLOGO

OPINIÓN

Santi M. Amil

25 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Dentro de una semana será 1 de noviembre, el día en que los celtas apaciguaban los poderes del otro mundo y propiciaban la abundancia de las cosechas con la celebración de la fiesta Samhain, el principio de una nueva gestación y de un período de intensa comunicación entre los habitantes de este y del otro mundo. Se reunía una gran multitud porque era una fiesta obligatoria. Por las mismas fechas, los romanos celebraban las saturnales. El mundo de los espíritus se entreabría y salían personajes de pesadilla, las almas tenues, los cuerpos que habían sido enterrados y las sombras.

En Cataluña la castañada, en Las Alpujarras la mauraca y en Galicia el magosto son la continuación secular de los rituales celta y romano. Las castañas se asan sobre una gran hoguera, por lo general visible desde varios puntos de la parroquia. Con un tronco encendido en muchos lugares encendían el fuego del hogar, que debía durar todo el año. La gente joven siempre hizo gala de una cierta libertad de costumbres, casi como en el carnaval: se permitían cosas que otro día estarían mal vistas.

En las mismas fechas que los celtas y los romanos celebraban el recuerdo de sus antepasados, Gregorio IV, fundándose en las visiones del Apocalipsis, instituyó la fiesta de Todos los Santos para celebrar y honrar a los santos, y la de los Fieles Difuntos para socorrer con las buenas obras y oraciones a los muertos que aún están purificando su alma en el purgatorio. Con los muertos nos ejercitamos en el silencio porque lo desconocido y lo ilimitado es indecible.

De todos los ritos que el hombre ha practicado a lo largo de la historia, los funerarios han sido los primeros. Los antepasados creían que los muertos se iban de viaje y, para reponer fuerzas y seguir caminando, les metían o ponían en el ataúd sus joyas y comida. En algunas partes de Galicia metían castañas. Hoy, delante del ataúd va una camioneta cargada de rosas y el día de Difuntos les llevan rosas, meten el teléfono móvil o una cajetilla de cigarrillos.